Por: Alfredo Ramos Maya
La infraestructura de Antioquia, tan golpeada ya en sus principales proyectos por una pérdida de 4 años para su ejecución, no sólo ha padecido una inoperancia estatal que raya en revanchismo contra el Departamento más importante de Colombia, sino que esa misma inoperancia ha repercutido en unos sobrecostos que demuestran el pésimo manejo de recursos públicos, minando la confianza de los ciudadanos en sus instituciones democráticas.
No tenemos que hacer muchos esfuerzos para encontrar esos retrasos: la vía Ancón Sur –Primavera, ubicada en los municipios de La Estrella y Caldas, cuenta con 10,2 kilómetros. La adjudicación de éste tramo se dio en julio 2008 y la fecha original para la entrega de la doble calzada era diciembre 2010, en total 29 meses. El costo inicial se estimaba en 113 mil millones de pesos pero el valor final fue cercano a los 198.000 millones de pesos. Tras casi 7 años y aún sin entregar la totalidad de la obra a la comunidad, los sobrecostos que los colombianos hemos pagado han sido de $85 mil millones, correspondiente a un 75% del valor original.
Igualmente, en abril de 2012 se confirmó la adjudicación del contrato de la doble calzada de 13 kilómetros entre Primavera (Caldas) y Camilo C (Amagá), por valor de 175 mil millones. Allí se determinaron 27 meses como tiempo máximo para su ejecución. Así las cosas, la entrega a la comunidad debió hacerse en julio de 2014. A la fecha, aun hoy no se ha entregado un sólo kilómetro de doble calzada y la obra registra una ejecución del 20%. El Ministerio de Transporte confirmó hace unos días que la inversión sería de 199.000 millones de pesos, lo que determina un sobrecosto de $24 mil millones sobre el valor originalmente presupuestado. Todo esto, sin contar con que será de 4 kilómetros menos de lo originalmente establecido para la obra, lo que significa realmente que el extracosto por kilómetro es de 64%.
Ni qué decir del Túnel de Oriente, una obra financiada completamente con recursos del Departamento de Antioquia. Luego de estar detenido desde comienzos de 2012 con pretextos políticos del actual Gobernador de Antioquia, pudo reiniciar su ejecución a finales de 2014. Con la promesa del gobierno nacional de 120 mil millones de pesos para no cobrar la valorización que se pretendía derramar, hoy se encuentra en un limbo económico sobre su financiación. Pero un dato que se menciona muy poco es que la obra originalmente se estimó en un costo de $820 mil millones, pero los desafueros gubernamentales y los retrasos hacen que ahora se hable de un costo de $933 mil millones de pesos. Esto es, ya existen $103 mil millones de extracostos, sin haberse iniciado las obras físicas del propio túnel. ¿Cómo será entonces cuando comience la ejecución del mismo?
Y para finalizar la terrible realidad de la infraestructura de los principales proyectos de infraestructura para el futuro del Departamento, las ya famosas Autopistas de La Montaña o de la Prosperidad, pasaron de 5 billones de pesos originalmente presupuestados en 2011 a un anuncio de $26 billones sin haber comenzado su construcción, con solamente un 12% de sus trayectos en doble calzada, lo cual las aleja mucho de ser unas verdaderas autopistas. Se han perdido 4 años de avance de este vital proyecto de infraestructura para el centro del país, del cual no se ha ejecutado un solo metro de obra. Pero como si esto no fuera suficiente, aún no se han adjudicado 3 de los 8 tramos que las componen, con uno de ellos (Magdalena 1) sin recurso alguno para su construcción. Más de $20 billones de lo originalmente establecido, 4 años de retraso y 3 de sus proyectos sin licitación son ejemplo fidedigno de lo que los ciudadanos aborrecen del servicio público.
Existen dos proyectos que comienzan pronto, pese a retrasos inconcebibles en su ejecución: el Túnel del Toyo, que debió haberse licitado en agosto de 2014 pero del cual no existe aún fecha concreta de su inicio, que costaría $1,8 billones. Y la doble calzada de 9,5 kilómetros entre Marinilla y Santuario, que se estima en un costo de $168 mil millones.
Y tendremos que recordarle constantemente al gobierno nacional para que recuerde su incumplimiento Medellín con los recursos para el Tranvía de la 80, que desde 2012 están listos los diseños, y que tiene un costo de $1,8 billones.
Si sumamos todos estos sobrecostos, se demuestra que Antioquia ha sido víctima de la ineficiencia y de la inoperancia del Estado, perdiendo ingresos por peajes, y, especialmente, con un costo de oportunidad enorme que significa el retraso del desarrollo de los municipios de Antioquia y de muchos departamentos vecinos.
Perdemos plata, perdemos tiempo, perdemos oportunidades, perdemos progreso. Las obras de infraestructura de Antioquia son ejemplos claros de por qué la gran mayoría de ciudadanos desconfían de la Política y lo público. Los que creemos de verdad en el servicio público seguiremos denunciando estas ineficiencias que tanto nos afectan y haremos seguimiento a cada una de estas obras para que se lleven a cabo sin más sobrecostos y demoras de las que ya padecemos.