Por: Diego Calle Pérez
Alguna vez Manuel Mejía Vallejo me hizo caer en cuenta que los cronistas tenían muy presente la historia, las comparaciones y las referencias a personajes del pasado. Medellín ha tenido alcaldes de grata recordación no siendo elegidos por voto popular: José Jaime Nicholls entre 1981-1982, Pablo Peláez Gonzales entre 1984 y 1986. Gobernadores como Diego Calle Restrepo, Jaime R. Echavarría y Fernando Panesso Serna.
Antioquia tiene nueve subregiones, todas ellas reflejan mucho de lo que es Colombia. Los Antioqueños se distinguen por ser muy regionalistas, al igual que los Vallunos y los Santandereanos. Somos un país de regiones. No somos una nación que transmite soberanía. Muchos de Cúcuta se sienten más venezolanos y muchos de Nariño se sienten más ecuatorianos. Urabá tiene todo el potencial económico y social para ser otro departamento.
Desde Bogotá se entregan avales para las campañas que se registran el próximo 25 de Julio. Seguimos siendo un país centralista. Tan centralista que los periódicos el Tiempo y el Espectador se imprimen en Bogotá. Pensamos desde Bogotá. Nos ufanamos de ser regionalistas. Otros buscan firmas para el aval de la registraduria, y van a dar a Bogotá. Todo se hace en Bogotá. La mejor Feria del libro se hace en Bogotá y no en Medellín como algunos “antioqueñistas” como el hijo del salubrista, nos lo haga creer.
Luis Pérez Gutiérrez, exalcalde, exrector del alma mater, exsecretario de educación, gestionó desde su administración lo que continuaron Sergio Fajardo, Alonso Salazar y el propio Aníbal Gaviria. Obras que iniciaron la transformación de la ciudad innovadora. Obras tan cuestionadas en su principio, como la biblioteca España y Parques del Rio. Cada una con su alcalde de turno. El metro cable a Santo Domingo fue la muestra para continuar inversiones en la telaraña que necesita la ciudad para su movilidad. El tranvía por Ayacucho modifica el centro y Oriente de la ciudad. Hay pactos de convivencia desde el llamado “DonBernalidad”, pero que sea Luis Fernando Quijano el que hable del asunto.
Es muy pronto para hacer balances del gobierno de Antioquia, la más educada. Tocan la sensibilidad popular con la educación. Ni para qué hablar de los Parques educativos en los municipios. Las estadísticas muestran todo lo contrario. Deserción en las instituciones educativas básicas y en las universidades del departamento las becas son para maestrías, sin tener pregrados fortalecidos en licenciaturas. Las entregas de Vivienda se han convertido en un escudo de campaña del Vicepresidente, que el gobernador Fajardo ve con ciertos celos, aunque demuestre y diga lo contrario. El ministro Alejandro Gaviria, es una cuota paisa, es un consentido de Fedesarrollo, más no representa nada de Antioquia y cumple lo que le manda los términos de referencia del gobierno centralista.
Es un deshonor, no acatar la historia de un departamento y de su capital Medellín. Antioquia se opaca en el panorama nacional, por confiar más en la palabrería al mejor estilo paisa que representa el gobernador fajardo. Más imagen que hechos reales. Los Antioqueños votaban por un partido político que daba su aval desde Bogotá, ahora debe votar por un grupo empresarial que está influyendo en las decisiones políticas de un departamento y una ciudad. Ni lo disimulan al mejor estilo jesuita en épocas de las misiones por Paraguay. Nos debería importar mucho el aval político, ya que un gobernador debe representar la fuerza de una ideología política y no la fuerza económica de un grupo empresarial desesperado por las cuentas del predial. Las campañas del comunicador Alonso Salazar y del Ingeniero Federico Restrepo muestran más el grupo empresarial que representan, que la ideología del partido que les da el aval. Muy diferente a lo que fueron Diego Calle Restrepo, Jaime R. Echavarría y Fernando Panesso Serna.