Por: Balmore González Mira
La semana anterior fue precisa para mostrar la otra cara del sentimiento paisa, para olvidar el testamento de nuestros ancestros, para mostrar con rabia, odio y hasta con envidia el nuevo legado que adoptamos los antioqueños; dos acontecimientos sirvieron para mostrar el lado dedicado a criticar, envidiar, odiar y hasta ser egoístas, lo cual convierte al ser humano en un recipiente para su propio veneno y para saber que no estamos preparados para reflexionar, perdonar y enriquecer con nuestros aportes. En conclusión, olvidamos los verdaderos sentimientos enseñados por los abuelos para darle paso a la más ruin de las posturas.
No fue sino que el Gobernador de Antioquia promoviera un merecido reconocimiento para el intérprete y exitoso artista antioqueño Juan Luis Londoño, más conocido como Maluma, y que la Federación Internacional de Historia y Estadística del Futbol declarara al Nacional como el mejor equipo del mundo en el 2016, para que salieran Tirios y Troyanos a fungir como adalides de la moralidad, la cultura y la sapiencia. Nada más ridículo que lo que se escuchó decir de quienes no estaban de acuerdo con estas dos buenas noticias para Antioquia.
Que Maluma no merecía esa condecoración porque canta unas canciones con vocabulario agresivo o irrespetuoso en contra de las mujeres y que Nacional tampoco merecía esa clasificación porque hay clubes mejores que este. En ningún momento estos críticos por naturaleza pensaron en el lado positivo; hay que salir a darle con todo Luis Pérez porque no es el Gobernador que me gusta o simplemente porque es un gobernante brillante y exitoso y no tengo con que o de que más criticarlo; hay que darle duro a Maluma porque no es la música que me gusta o porque no es mi artista favorito. Como le escuché una dama en defensa del artista y del homenaje mismo, “no conozco a Maluma, podría ir al lado de él en un ascensor y no sabría quién es, no me sé ni una sola de sus canciones, pero que es un intérprete exitoso y lleva el nombre de nuestro departamento y nuestro país muy en alto a donde vaya es innegable” y a mí me pasa lo mismo, no sé ni un título de una sola canción del galardona Juan Luis, pero que nos alegramos cada que leemos una noticia de su inmensa cosecha de éxitos internacionales.
Sensatez críticos de profesión, este muy merecido homenaje llevará a este gran cantante de música urbana a reconsiderar los mensajes de las letras que interpretará, son millones de seguidores de un artista talentoso, disciplinado, empresario, capaz, emprendedor y ejemplo de las nuevas generaciones; es un ídolo innegable de millones de jóvenes que quieren imitarlo y que lo harán como artista y no por el contenido de dos o tres de sus letras. Pregunto: ¿a quién entonces hay que entregarle estos galardones que sin ser unos ángeles o arcángeles, no tengamos que pegarnos de un puntico negro en la inmensidad de nubes blancas? Que tiren la primera piedra quienes sean impolutos en este mundo de pecadores.
Con el más grande Club de Colombia y América y ahora del mundo, para orgullo de los antioqueños pasó algo similar, cuando la Federación Internacional de Historia y Estadística del Futbol declaró durante sus años anteriores de existencia a varios equipos de futbol del mundo que por su trayectoria y “Estadísticas” del año inmediatamente anterior, merecían este galardón, pasó siempre como una noticia internacional y nunca se cuestionó qué hacia la entidad o como analizaba las cifras; dio pena y vergüenza ajena por decir lo menos, que unos señores en los micrófonos de la mañana siguiente a esta decisión dijeran en la radio que eso no era merecido, que quien era esa federación, en fin, escuché a varios frustrados, adoloridos y llenos de envidia porque al Club Atlético Nacional se le había otorgado este reconocimiento. Sensatez señores; si hubiese sido a un equipo argentino no hubiera tanto dolor de unos dizque llamados antioqueños; pero muy seguramente todos los australes estarían felices de saber que no solo tienen sumo pontífice sino al mejor equipo – club de futbol del mundo. Que diferencia. ¿Se imaginan que harían los argentinos con un Maluma, si adoran y aman a Maradona? Acá nos enojamos porque nos condecoran y en otros lares se entristecen porque no logran esas condecoraciones. Así es la vida.