German Enrique Reyes Forero

Acosado el gobierno de Uribe por las decenas de Congresistas vinculados, investigados y hasta condenados por la llamada para-política, o por los nexos del para-militarismo y el narcotráfico con militares, gobernantes y con los políticos regionales que le ayudaron a conseguir los votos para sus consecutivas elecciones presidenciales, quiso salir al quite del escándalo nacional e internacional con un proyecto de reforma política que, en lo fundamental, frenara o diera la apariencia de acabar con ese contubernio.

Con bombos y platillos, el ministro del Interior Fabio Valencia Cossio anunció las medidas que, con fuerza de reforma constitucional, pararían lo que algunos llaman relaciones incestuosas con los grupos al margen de la ley, hoy claramente descifradas por los capos del narcotráfico.  Sanciones, desde la pérdida de la curul (silla vacía) hasta la pérdida de la personería jurídica, el reintegro de aportes estatales a esas campañas, etc., o el corte de importantes flujos de dineros, “buenos y malos” para la supuesta financiación de campañas, que tan sólo han servido para amarrar la voluntad e independencia de los futuros gobernantes o legisladores, fueron parte de los anuncios.  Nosotros, como bancada del POLO DEMOCRÁTICO ALTERNATIVO, creímos encontrar el momento para proponer la total financiación estatal de las campañas; la modernización de la actividad proselitista; el voto electrónico que acabara con el engorroso proceso vigente; la sanción a los que constriñen al elector, no sólo con amenazas, sino con reparto de auxilios y obras de infraestructura en épocas preelectorales; la ruptura de la dependencia del legislativo respecto al ejecutivo; el restablecimiento de los pesos y contrapesos en los procesos de vigilancia y control como la elección popular de esos organismos; el voto programático en lugar del voto por el cacique y el politiquero, entre otros.

Pasaron los meses, fue enfriado el escándalo y vino el sopor generalizado; entre tanto, el proyecto de reforma fue suavizado con los fríos cálculos del “Valenciocossismo”.  El pasado seis de mayo, con Valencia Cossio actuando como maestro de ceremonias en la sexta sesión plenaria de la Cámara, se aprobó un articulado totalmente contrario al presentado por primera vez;  los para-políticos y las sillas vacías fueron postergadas al año 2010 a fin de no afectar las precarias “mayorías” tan necesarias hoy para los designios autocráticos del “Uribismo”; pretendieron, aunque desistieron al final, cambiar las reglas de juego de elección del Registrador Nacional (recordar a Camilo Torres: el que escruta elige y el que cuenta determina) como parte de los “micos” que reafirmen la dictadura Uribista; a los congresistas, como señuelo, les quitaron la amenaza al sacar a concejales y diputados de la próxima campaña, al inhabilitarlos con la exigencia de renunciar a sus curules con un año de antelación al mes de marzo de 2010; la votación que reclamamos fuera nominal para que el país identificara claramente las intenciones de los Representantes de la bancada gobiernista, fue negada y nuestras voces en el silencio del amanecer fueron acalladas; miembros de la “planadora uribista”, como el representante David Luna, llegaron a increpar al Representante por el Chocó Odín Sánchez, quien ofició como Presidente, diciéndole: “A usted lo ponen a hacer el trabajo sucio.  ¡Quién sabe a cambio de qué lo hace!”

Para seguir con la “voltereta” del proyecto, la cuota de género que garantizaba la presencia de la mujer fue borrada de un sólo tajo pese a la amenaza de abandono de la sesión por parte de las mujeres Representantes que, a lo último, desistieron de su protesta para complacer al “Valenciocossismo”; como novedad, se dio vía libre al “transfuguismo” (un Congresista puede cambiar de partido hasta dos meses antes de una nueva elección); de esta manera, los liberales tibios y los vacilantes de Cambio Radical podrán, sin complicaciones, ir a abrevar en la canoa de la bancada de gobierno, donde tanto los necesitan para mantener esas supuestas mayorías que representan al país; en el proyecto inicial, en su Artículo 2 (inciso 4), se impedían coaliciones entre partidos o movimientos y grupo significativos de ciudadanos para inscribir o apoyar candidatos, pero cayeron en la cuenta que era contrario a las pretensiones del “furibismo”, por lo que fue borrado de tajo; el umbral de votos necesarios en una contienda electoral, que querían subir al 5% con la pretensión de acabar con los grupos de electores pequeños, fue rebajado al 3%; el Representante Luna, “Del país que soñamos”, dijo que con esto se quería regresar al Frente Nacional que tan sólo reconoció a Liberales y Conservadores; los dineros malhabidos o del “soborno” de ciudadanos interesados en futuras leyes, contratos o prebendas estatales, podrán seguir entrando (con registro o sin él) a las tesorerías de los partidos; lo mejor para los “furibistas” es que, por el momento, no haya ley que tipifique eso de relación con actividades ilegales (mafia, paramilitarismo, narcotráfico); otra ley que no se atraviese con la agenda “furibista” habrá de contemplarlo con la suavidad que lo merece.

Son las trapisondeadas en que lamentablemente quieren mantener a este pueblo a quien le recuerdo la frase de Uribe Uribe: “Cúlpense a sí mismos si experimentan desgracias, y no anden buscando consuelos insuficientes”.