Por: Rubén Darío Barrientos G.
El doctor Humberto de la Calle, ha dicho (El Colombiano, 11 de enero de 2018) que “entre el doctor Fajardo y el doctor Robledo, hay diferencias ideológicas, pero el núcleo central es la preservación de la paz”. Las coaliciones que se están armando para las elecciones presidenciales del 27 de mayo, no tienen otra finalidad diferente a la de alejar el miedo a perder, a cualquier precio. Juntar a Fajardo y a Robledo, desde el punto de vista ideológico, es todo un amasijo, un fárrago, un revoltillo, una masa informe, que no tiene puntos de contactos serios y firmes. Y termina diciendo el doctor de la Calle al mismo medio que “el riesgo que corremos es que quienes estamos de este lado, le demos paso a una segunda vuelta donde el doctor Uribe y el doctor Vargas Lleras se unan para llegar a la presidencia”. Aquí ya no hablamos de miedo, sino de pánico y espanto.
En este volver trizas las ideologías, los retóricos hablan de “alianzas”, “adhesiones”, “uniones”, “convergencias” y otras yerbas. Los más encopetados se aferran a la terminología “coalición”. Todo es lo mismo: afrontar el miedo a perder con un ropaje desnaturalizado de lo que se piensa políticamente, pero cogiditos de la mano. Clara López, por ejemplo, les ruega a Fajardo y a de la Calle, que se “encuentren” para llegar unidos. Solo eso, la plataforma de gobierno vale nada, es que unan fuerzas para no perder y para que no ganen otros. Fajardo, ampuloso y triunfalista con las encuestas, saca pecho y le dice a Clara que “solo hace alianzas con los verdes y el Polo”. De la Calle, en columna reciente de El Tiempo, invita a Fajardo a que haga parte de una “coalición enorme”. Y agrega el político-columnista que “estoy dispuesto a buscar con generosidad reglas”. Y, de ñapa, tilda a Fajardo de ser hoy reticente.
Pero en ese camino del utilitarismo político, de la Calle en su propio artículo dice que “una alianza con Clara López y Gustavo Petro pone en riesgo y puede llegar a destruir las perspectivas de esta gran coalición”. Miedos, temores, pánicos, pavores, renuncias a una cosa, afectos por otra y de aquello (la ideología), nada. A Petro lo miran como “cosa fea”. Ya se habla en el periódico El Tiempo de que en la primera vuelta la centroizquierda podría ir con seis candidatos Fajardo, de la Calle, Clara López, Petro, Piedad Córdoba y Timochenko. Pregunto: ¿Centroizquierda? Eso lo que refleja es una mescolanza, en donde encabeza lista el apolítico de Fajardo (no soy ni esto ni aquello) y cierra filas un radical zurdo. Y en el entretanto, Clara López en columna en El Tiempo del 11 de enero de los corrientes, ya alude una “coalición progresista” para quienes “abogan por la inserción de Colombia en las corrientes democráticas de la prosperidad compartida”. ¿A qué sabe eso y con qué se come?
En su columna de El Tiempo, Clara López explica que si bien entre ellos no están de acuerdo con la edad para pensionarse, ni con la venta del 25% de Ecopetrol, ni seguir promoviendo el libre comercio, etc., lo primordial es “vernos la cara, así sea para conversar”. Las ideologías han sido trituradas. Se ha criticado mucho a la derecha acerca de que son la misma vaina, pero en la izquierda las cosas son idénticas. Dice la revista Semana en su última edición que “en la primera vuelta la gente vota con el corazón y en la segunda vuelta, con la cabeza. Que en la primera, los ciudadanos escogen a su ideal y en la segunda, tratan de frenar al que le hace daño”.
Las ideologías son asunto viejo y desueto; hoy lo que importa es frenar al otro y unirse así salgan a flote el agua y el aceite. La retórica tiene la palabra…