Al terminar 2024 queda, lamentablemente, el sinsabor de otro año oscuro en el que fueron más “brillantes” y aplaudidas las barbaridades expresadas -sin vergüenza y sin temor a sus consecuencias- por ignorantes promocionados en las redes sociales.
La crítica que el escritor y filósofo, Lisandro Prieto Femenía, hace a la banalización del nacimiento del Niño Jesús por parte de quienes califica como “_posmo progres decadentes (…) al mostrar una especie de pesebre viviente postmoderno en el cual se jactan y se burlan del nacimiento del Dios cristiano mediante una impresentable y empalagosa muestra de desapego con la sociedad en general_”, me da la oportunidad para insistir en mi recurrente discurso sobre el límite que debe tener la libertad de expresión.