Por: Gabriel Zapata Correa
La ciudadanía de Medellín está ansiosa de estrenar el sistema masivo de mediana capacidad, Metroplús, un sistema que sin duda entra a complementar el excelente servicio que cumple el tren metropolitano desde hace más de una década en el Valle del Aburra. No obstante el afán por ver rodar los grandes vehículos por los carriles exclusivos del sistema, su entrada en funcionamiento ha generado incertidumbre entre quienes operan las actuales rutas de transporte público colectivo de pasajeros. Este gremio en reiteradas ocasiones ha advertido sobre las graves consecuencias sociales que traería un desalojo del empleo de propietarios, conductores, alistadores y de otros oficios directos e indirectos, con la respectiva afectación que representa para sus grupos familiares; impacto negativo que hoy están viviendo los transportadores de ciudades como Bogotá, Cali y Pereira. Este desplazamiento traería más desempleados en la ciudad, aumentando las ya excesivas cifras de desocupados e incrementando los índices de pobreza. Las experiencias en las urbes antes mencionadas, demuestran que los transportadores nativos fueron desplazados por empresas foráneas y por quienes poseían un mayor músculo financiero y esto generó como consecuencia aumento de desempleo para quienes vivían de esta actividad en estas ciudades.
En el caso de Medellín, la comuna 16, una de las más grandes de la ciudad, ya alertó sobre lo que acontecerá en poco tiempo. Cinco rutas de buses de tres empresas de transporte probablemente desaparecerán con la llegada de Metroplús. Las voces de inconformidad de la comunidad, de propietarios y conductores no se han hecho esperar. Es real la preocupación por que las fuentes de empleo de miles de personas que no saben desempeñarse en un oficio distinto, están en vilo y si bien se ha hablado de la participación de la industria del transporte en el sistema, el tema aún no está claro.
Es bueno que las autoridades competentes en el tema, tomen como ejemplo las demás ciudades que han implementado sistemas similares, para que se corrijan errores a tiempo. Medellín podría convertirse en modelo de participación y armonía, si se logran conciliar posiciones e intereses. El desarrollo vial, urbanístico y de infraestructura debe procurar la inclusión y participación de quienes han hecho parte de los procesos y de la historia de nuestras ciudades.