Luego de un trabajo articulado desde noviembre de 2020, entre el Área Metropolitana del Valle de Aburrá, el cuerpo de Bomberos y las secretarías de Salud, de Agricultura y del Medio Ambiente de Copacabana, además de la comunidad del barrio La Asunción parte baja de este municipio del Norte del Valle de Aburrá, fue controlada la presencia del caracol africano.
Las dificultades generadas por las lluvias y las inundaciones ocasionadas por el desbordamiento del río Medellín – Aburrá, trajeron consigo la presencia del caracol africano al territorio. Desde entonces, la comunidad alertó al Área Metropolitana del Valle de Aburrá sobre su presencia, la cual ha realizado actividades de control de la especie con diferentes jornadas.
En 2021, se retomó el trabajo articulado que se venía adelantando con la mesa interinstitucional. A la fecha, sólo se han encontrado conchas de caracoles inmaduros, pero ningún individuo vivo.
A través de la Unidad de Gestión del Riesgo del Área Metropolitana del Valle de Aburrá y amparados en la Ley 1523 de 2012, se realizaron acciones para la prevención, control y manejo del caracol africano (Achatina fulica) y del caracol de jardín (Helix aspersa), ambas, especies exóticas, declaradas como invasoras, conforme a la Resolución 848 de 2008.
“Las actividades de control de manera interinstitucional y disciplinada, permite el control de una especie invasora como lo es el caracol africano”, indicó Diana Janneth David López, zootecnista de la Unidad de Gestión del Riesgo.
Por medio de actividades de sensibilización, trabajo interinstitucional, tratamiento de los sitios afectados, colectas de individuos vivos, muertos y sus partes, incluyendo los huevos y la adecuada disposición final, fue educada la ciudadanía para realizar acciones de manejo integral de los caracoles invasores que se encuentran presentes en el Valle de Aburrá. La especie de los caracoles invasores se encuentran en jardines, matorrales, solares, huertas y parques del Valle de Aburrá; también han sido vistos en las riberas de algunas quebradas y en el río Medellín – Aburrá.
Su potencial invasor radica en que ponen muchos huevos, comen muchos tipos de plantas, residuos vegetales, animales muertos, materiales en desuso, hasta escombros y tienen la capacidad de sobrevivir a temperaturas secas y calurosas. Cuando llegan las lluvias incrementan su actividad, se alimentan y se reproducen.
La identificación de la especie por parte de la comunidad ha fortalecido el trabajo en equipo en los territorios para reducir las poblaciones de caracol africano, por eso la importancia de seguir las recomendaciones, entre las que se incluyen el autocuidado, la protección del hábitat, el respeto a la fauna silvestre nativa y la incorporación de estilos de vida saludable.