Por: Jorge Gómez Gallego

Aún sin acabarse de secar la tinta de las firmas estampadas esta tarde en el piso 12 de la Gobernación de Antioquia, con las que se protocolizó el convenio para que Empresas Públicas de Medellín sea el concesionario de la hidroeléctrica Ituango, hay ya por lo menos dos conclusiones gruesas que merecen un comentario.

La primera es que la presión de importantes organizaciones sociales y personalidades de la política, la economía y las actividades cívicas, logró que el proyecto no quedara en manos de un inversionista extranjero, tal cual lo pretendió hacer la administración departamental. Es evidente que sin la muy arrolladora presión ciudadana, hoy estaríamos lamentando que un constructor brasileño o un conglomerado asiático, con el apalancamiento del capital financiero monopolista internacional, se hubiera apoderado del mayor proyecto hidroeléctrico de todos los tiempos en Colombia.

 

La Mesa de Debate Ciudadano sobre Hidroituango, los dos mayores diarios de la región, El Colombiano y El Mundo, el Concejo de Medellín, una buena parte de los diputados de la Asamblea Departamental, las organizaciones sindicales, empezando por el sindicato de trabajadores de las Empresas Públicas de Medellín, las ligas de usuarios de los servicios públicos domiciliarios, la Central Unitaria de Trabajadores, las Organizaciones No Gubernamentales y una larga lista de destacadas personalidades del Departamento, se pronunciaron de manera enérgica exigiendo que el proyecto fuera adelantado por la EPM, empresa industrial y comercial del Estado de propiedad 100% del Municipio de Medellín, y de esa manera evitar que las utilidades emigraran del país.

Y ese punto de vista, convergente, con origen en múltiples inspiraciones ideológicas, teóricas y de variados intereses, terminó prevaleciendo y EPM será la entidad que ejecute y explote el proyecto por 50 años. Un indudable alivio, y esa es la primera precisión necesaria.

Pero todo no es para celebrar; el dinero que Empresas Públicas de Medellín adelantará al IDEA y a la actual administración departamental, está dividido en tres conceptos diferentes. El primero, por 70 millones de dólares corresponde al reconocimiento de las inversiones efectuadas por ese instituto en obras preliminares de infraestructura y en estudios y diseños necesarios. Y eso no se discute.

Pero el segundo, por 100 millones de dólares, corresponde a un “anticipo de utilidades”, lo que quiere decir que esta administración departamental, va a recibir en valor presente, parte de utilidades que generará el proyecto durante los 42 años que los explotará EPM. Y este pago ensombrece la celebración, pues significa que cada uno de los 180.000 millones de pesos que va a recibir por ese concepto el gobierno del “manos a la obra”, será un peso que no recibirán los futuros inquilinos del piso 12 de la Gobernación.

Desde otro punto de vista, cada peso de esos, aleja en esa misma cantidad, a las futuras administraciones, del publicitado objetivo de liberar a Antioquia de la dependencia de las rentas del licor y los juegos de azar. Por cada peso de ese “anticipo” que se gaste el doctor Ramos, los gobernadores del año 2018 al 2050 tendrán que conseguirse un peso de esa época con trago y con juego.

Si además de que se está haciendo una especie de crédito con cargo a ingresos futuros, se despilfarren estos recursos en el intento de mantener la Gobernación en manos de un integrante del reducido círculo palaciego, la cosa sería mucho más grave.

Por esa razón hay que levantar una efectiva vigilancia sobre esos recursos al tiempo que se debe exigir que el acuerdo se conozca completamente por la ciudadanía, acabando con la confidencialidad y el secretismo que ha cubierto injustificadamente este proceso.

Y no sobra que le cuenten a los antioqueños a cuánto ascenderán los honorarios de la banca de inversión contratada para sacar adelante la subasta. No vaya a resultar ahora que no la hubo y que sin embargo le va a pagar a los señores del BNP Paribas la comisión de éxito, cómo si se hubiese realizado, comisión que fue pactada en una suma bastante suculenta por cierto.