Norman Correa, exdiputado de Antioquia y líder político del Suroeste del Departamento, dice que las vías de la Subregión son una mortificación y una dificultad para su proceso de desarrollo territorial. Entiende la dificultad que el sistema montañoso de Antioquia representa para la construcción de infraestructura vial, demandando alternativas como viaductos y túneles. Pero ello no obsta – agrega- para que la terminación de Pacífico 1, tramo de las autopistas de Cuarta Generación en la Subregión, demoren tanto y produzcan tantos perjuicios a sus habitantes.
La Concesionaria Vial del Pacífico -Covipacífico- anunció el cierre en el sector de La Sinifaná cuatro horas diarias entre el pasado mes de septiembre y marzo de 2022, lo que viene generando grandes problemas en el tráfico vehicular. Con el agravante de que la Concesión no ha mostrado compromiso en resolver otras dificultades en la movilidad, como la estrechez de vías y la existencia de tramos aptos solo para camionetas 4×4.
“Por otro lado, Covipacífico ha dispuesto un peaje en Amagá sin pago electrónico y, peor aún, con una sola caseta habilitada en horas pico, lo que hace que el regreso a Medellín sea una tragedia: increíble que nos gastemos cuatro horas entre Fredonia y la caseta, con el recalentamiento de los vehículos y la producción de contaminación. Es inconcebible que no haya la mínima consideración y respeto con los usuarios de la vía”, manifestó Correa en Sinergia Informativa.
El Exdiputado de Antioquia considera que el abuso del Grupo Aval, empresa dueña de la Concesión, es un irrespeto a la dignidad humana, que es la esencia del Estado Social y Democrático de Derecho colombiano.
“Es lamentable que el Grupo Aval cuide sus pesos en contra de la dignidad que se merecen los habitantes del Suroeste antioqueño. Covipacífico no paga horas nocturnas y parece no hacer los esfuerzos suficientes para terminar pronto la obra. Mientras tanto, la ANI, que es la responsable de la Concesión, no toma cartas en el asunto”, comentó.
Las voces de los habitantes y transeúntes de las vías del Suroeste vienen levantándose desde hace tiempo con la esperanza de que sean escuchadas por la Agencia Nacional de Infraestructura -ANI-, de la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales -ANLA-, del Ministerio de Transporte y de la Gobernación de Antioquia, autoridades que, seguramente, no tienen consciencia de los ingentes perjuicios que les está generando la lentitud en las obras de Pacífico 1. Han pasado tres años sin visibles avances y, en cambio, con la producción de un daño general no imaginado.