Foto: El Tiempo

Por: Luis Pérez Gutiérrez

La autoridad es una virtud de la democracia. Donde hay ilegales atacando las libertades públicas, allá tiene que llegar la autoridad, cualquiera sea el Presidente.

Sobre la operación Orión y la pacificación de la comuna 13 de Medellín se ha creado una narrativa incompleta que sale del odio de los actores violentos que ilegalmente recortaban las libertades públicas, se creían dueños de la comuna y del terror.

En 1991, Medellín fue la ciudad más violenta del mundo, con 6.658 homicidios. Las bandas ejercían como autoridad en las comunas de la ciudad. La comuna 13 tenía 200.000 habitantes; en 2002, ya 100,000 habitantes habían sido expulsados por los violentos, que se habían apoderado del territorio. Los ilegales escogían una casa familiar, tomaban posesión de ella y expulsaban a la familia completa, y ésta estaba obligaba a huir pues allá no llegaba autoridad del Estado. Y no había ley. La comuna 13 estaba en poder de guerrillas urbanas de ELN (CAP); de las FARC; y de paramilitares. Era una disputa por un territorio, que era paso obligado de la droga. Todos se financiaban con Droga; secuestro express, el oleoducto de Ecopetrol y negocios ilegales. La señalización de calles fue destruida para que nadie encontrara a nadie. EPM no podía subir a cobrar los servicios. Las fuerzas de seguridad del Estado no tenían presencia; cada vez que la policía o el ejército iba a la zona, los sacaban a bala. Había fábricas de armas para autoabastecerse. En las escuelas y colegios no se estudiaba; fueron convertidos en cuarteles de operaciones y adoctrinamiento de guerrillas y paramilitares. Los establecimientos de comercio desaparecieron por la extorsión de los ilegales. Paramilitares, guerrilleros y narcotraficantes abusaban de las mujeres de la Comuna como si fueran una mercancía. Se volvió rutina el secuestro urbano express; era fácil guardar secuestrados en la Comuna. Los carros bomba para atentar contra lugares estratégicos de la ciudad, allá se construían. Los actores en conflicto empezaron a ingresar armas largas, con alcance hasta de dos kilómetros.

Foto: semana.com

Así, empezaron a asesinar personas de barrios vecinos como Calazans, La América y otros. Recuerdo el dolor colectivo por el asesinato el mismo día de una estudiante de la U. de A. y de otro estudiante de EAFIT, cuando estudiaban en sus casas. La situación de la comuna 13 estaba estrangulando la vida en Medellín.

A Medellín lo estaban convirtiendo en el infierno del terrorismo desde la comuna 13. Al inolvidable Sacerdote José Luis Arroyave, defensor de paz, lo asesinaron por luchar por la paz. Dijeron que fueron los paras. Luego que fueron las milicias de las Farc. Al final, la justicia condenó a los Comandos Armados del Pueblo -CAP- , del ELN. La violencia no paraba. Estalló un carro bomba en el Centro Comercial El Tesoro. Estalló otro carro bomba en el parque Lleras donde los jóvenes se divertían en multitudes. La Ciudad estaba destrozada y horrorizada por el terrorismo.

Como Alcalde de Medellín, visité en 2002 la Comuna para inaugurar un colegio, y cuando iba ingresando me hicieron un atentado. Nada que fuera autoridad podía ingresar a la Comuna. Hablé con el presidente Uribe y le conté el estado lamentable de la comuna 13. Al Consejo de Seguridad, con presencia de Procuraduría y Fiscalía, llevaron un listado de más de 400 ilegales que se atrincheraban y vivían en la Comuna. Tanto la Fiscalía como la Procuraduría solicitaron su detención.
El Gobierno nacional empezó a tomar las riendas de cómo resolver el conflicto de la comuna 13, pues era un problema nacional que la autoridad local no estaba en capacidad de resolverlo.

ELN, FARC, PARAS, y NARCOTRAFICANTES dueños de un barrio de Medellín.

La Alcaldía en 2002 firmó un convenio con la Personería de Medellín para contratar vigilantes y defensores de los DDHH las 24 horas en la comuna 13. El director de Metroseguridad, Dr Isaac Gaviria, estuvo activo ayudando con recursos y equipos de inteligencia. Desde la Presidencia, Ejército y Policía hicieron tres operaciones: “Operación Mariscal”, 21 de mayo de 2002; “Operación Orión”, 16 de octubre de 2002; y “Operación Estrella”, 13 de enero de 2003.

El presidente Álvaro Uribe dice en un Twitter: “Recibí una llamada de un viejo
dirigente político, estaba en sollozos, su nietecita había sido asesinada la noche
anterior cuando se encontraba en el balcón de su casa, por una bala de aquellas que se cruzaban en todo momento los grupos delincuenciales… militaricé la Comuna 13 de Medellín, bajo la dirección de los Generales Mario Montoya y Leonardo Gallego… El General Montoya era depositario de toda la confianza institucional, la misma que yo le tuve. No conozco el recorrido anterior del General Gallego, pero también era un oficial destacado, generador de plena confianza”.

El ejército y la policía hicieron la “Operación Orión”. Las autoridades civiles pudimos ya visitar el territorio y se encontraron fábrica de armas, escuelas desoladas, un grupo de secuestrados, carros bomba preparados para estallar en la Ciudad. La gente y los niños salían felices a las calles y gritaban a policías y ejército: “No se vayan. Los necesitamos”. Se asemejaba a las películas cuando se terminaba una guerra. Y de inmediato, empezaron a regresar cerca de 100.000 personas desplazadas, con el fin de buscar de nuevo sus casas y sus hogares. Recuerdo que pregunté a las autoridades por qué llamaban “Orión” a la operación, y contestaron que usaban la primera letra del mes, y esa se hizo en octubre. Otros dicen que Orión fue un paramilitar que sirvió de informante para ingresar a la zona. Hipótesis que no es descartable, porque en el gobierno del presidente Uribe era legal que los informantes no se identificaran para recibir pagos por informar.

Existen familias que han sido declaradas victimas por excesos de la policía y del ejército, referente a desaparecidos. Todo exceso por fuera de la legalidad de policía y ejército debe ser investigado y castigado. En un principio se especuló que las victimas podrían estar enterradas en “La Escombrera” que, se dice, era un cementerio que usaba Pablo Escobar en los años 80 para desaparecer sus enemigos. Según El Espectador y El Tiempo, hasta hoy no se ha encontrado en “La Escombrera” ningún resto de humanos, a pesar de que se han removido miles de metros cúbicos de tierra y se han invertido más de 5.000 millones de pesos.

Hay que llegar hasta el fondo con las investigaciones, reparar a las víctimas, pedirles perdón y sancionar, si hubo desafueros, a los organismos de seguridad del estado.

Lo que sí se puede asegurar es que la comuna 13 entró en un proceso de paz. Se hicieron grandes inversiones sociales. Se le llevo el Metrocable. Obras de ricos para pobres. Y cambió. Regresaron 100 mil desplazados a ocupar sus casas. El comercio y la economía resucitó. La Comuna 13 se volvió un lugar turístico para el mundo. Bill Clinton, presidente de EEUU, ha visitado la comuna tres veces. Extranjeros ven el lugar como un símbolo internacional de cultura. Artistas y grafiteros famosos visitan gratis la comuna. J. Balvin, Maluma y otros encuentran cultura en la Comuna.

Un hecho vital, es que pacificar la Comuna 13 trajo un logro histórico en la disminución de homicidios en Medellín. Se salvaron miles de vidas. En 2002, Medellín tuvo 3.721 homicidios. Al año siguiente, en 2003, los homicidios bajaron el 47%, o sea, 1.714 homicidios menos. En 2004, al segundo año de la operación Orión, bajaron en 70% los homicidios, Y en 2005, los homicidios bajaron el 80%, fueron 782.

En síntesis, la pacificación de la comuna 13 bajó de inmediato los homicidios en Medellín. En el primer año, disminuyó a la mitad los homicidios y se salvaron 1.714 vidas. Al segundo año, el 2004, se salvaron 2.534 vidas. Y a 2005, el tercer año después de la operación Orión, se salvaron 2.939 vidas. Medellín pasó de ser la ciudad más violenta del mundo a la ciudad más innovadora del planeta.