¡PLOP, CANNABIS!

Por: Francisco Galvis

Diez y seis ciudadanos, de los cuales serán conocidos tres, uno de ellos muy generoso a la hora de financia campañas electorales, a las que nunca ha puesto más de un millón de pesos, pero que es de los primeros en estirar nuca en estrados y mesas de honor, en meritorio esfuerzo reunieron un dinero y publicaron aviso en primera página de la edición dominical de El Colombiano para convocar a un acto en el club El Rodeo en honor del doctor Álvaro Vásquez Osorio, muy importante ex gerente del IDEA.

 

Merecida la congratulación y el agradecimiento hacia el doctor Vásquez Osorio por sus agudas ejecutorias, principalmente las concernientes a la realidad que empezó a ser la Hidroeléctrica Pescadero Ituango que, de no ser por él y el gobernador Ramos Botero, habría dormido el sueño de los justos quién sabe por cuantos años más en los en los pesados y polvorientos anaqueles de las Empresas Públicas de Medellín.

Confieso que habría estado allí entre los primeros con mis amigos Ricardo Botero, William Calderón y Albeiro Zapata, sí no fuera por la convalecencia de una intervención quirúrgica que me demanda de una juiciosa quietud a la que no estoy acostumbrado, porque de verdad aprecio las ejecutorias del homenajeado, a quien algunos comparan con Julio Verne, dada la cantidad de ideas que brotan sin cesar de su privilegiada sesera.

Pero también tengo que decir que a mitad del acto me retiraría silencioso y anónimo como haya entrado, porque a todas luces vislumbro que, a la par del cumplido, corre allí igualmente la intención de dar impulso inicial a la aspiración del doctor Vásquez a la gobernación del Departamento, hecho este que en sí mismo me parece una solemne chambonada, para usar la cáustica sentencia del Mariscal Alzate.

Y digo solemne chambonada, porque para aspiración de tal calado se requiere de militancia concordante con la base electoral que haya de respaldarla y, si bien en el caso del doctor Vásquez le es reconocida su visceral cercanía personal con el doctor Ramos Botero, de ninguna manera le es suficiente para concitar el entusiasmo del conservatismo antioqueño que ve en él a un respetable ciudadano liberal, pero no a aquel caudillo que por su indiscutible grandeza, pueda estar por encima de los partidos.

Quede claro entonces por qué desalojaría el salón a medio homenaje, dejándole los postres a quien quisiera aprovecharlos.

Tiro al aire: dice un entrañable y lúcido amigo que la candidatura a la gobernación del amigo Álvaro Vásquez es una cometa con cola de hormigón. contrapunto@une.net.co