¡PLOP, CANNABIS!

Por: Francisco Galvis Ramos

Juvenal fue un poeta latino de finales del siglo I y una de sus especialidades fue la de crear o tirar sátiras como decimos por acá.

Dijo por ejemplo dicho ilustrado caballero que “la crítica es indulgente con los cuervos, pero no da cuartel a las palomas”. Eso es lo que suelen acostumbrar ciertos comentaristas de cuestionable credibilidad, como el partisano León Valencia, la científica Claudia López y el golfista Arismendi para referirse al prójimo. Indulgentes con los terroristas y encarnizados con las personas de bien y así mismo algunos sujetos de esos llamados mamertos que contaminan las redes sociales y obviamente ciertos periodistas que tienen entre sus marcados defectos la falta de memoria, es decir que se hacen los desmemoriados.

Yo mismo he sido víctima de gentuza de esa calaña, pero lo mismo me ha dado porque a mí me defiende mi propia vida de hombre probo y valiente.

Gente como esa ha terciado en contra de Luis Alfredo Ramos Botero ahora que una Sala Penal cegatona ha cargado desmesuradamente en su contra, con olvido del escrutinio extremo que debe presidir sus actuaciones, la libertad es el bien más preciado del género humano. El entremés está montado sobre bases deleznables.

En primer lugar, porque hace ya meses alias el tuso Sierra se retractó para decir que nunca conoció al doctor Ramos Botero y, en segundo término, porque si alguien requirió dineros para él de seguro que se quedó con ellos en el camino, habiéndolo utilizado como gancho ciego. Que responda el concernido Zapata Ospina.

 

Ahora bien, un político triunfador como Ramos invicto en todas las batallas electorales que se ha propuesto, para nada requiere de dineros sucios y mucho menos de votos escabrosos y, para prueba, revísense los resultados electorales para que se vea de qué manera sobrada, apoteósica, ha resultado elegido al Senado y a la Gobernación. Son probanzas al canto. Entonces cargos de esos también se le podrían hacer a Sergio Fajardo lo que desde luego, sería igualmente injusto y torcido.

No hubo ni hay en Antioquia una sola organización ilegal que sea capaz de arrimarle a un candidato ochocientos mil y más votos. La cuestión es de una enormidad tal que solo a los estúpidos se les ocurriría sostenerla. Pero cretinos también hay en la viña del Señor, a veces de sobra según sea la empresa criminal que se trate de armar contra una persona de siempre transparente.

No doy cinco centavos por los resultados de la investigación. Se trata de un crimen urdido por gente zafia que, finalmente, ha inducido a error grave e irreparable a la instancia judicial.

Se necesita no conocer a Luis Alfredo Ramos en los pliegues de su alma para montar en su contra una tormenta. No porque lo quieran, a los jefes políticos se les infiltran personajillos de dudosa moral que los perjudican y en el caso del doctor Ramos no porque lo haya consentido. Este es un hombre probo que está a las puertas de la presidencia de la República.

Tiro al aire: el doctor Ramos ni está muerto, ni está condenado. Es inocente. Sus amigos seguimos adelante con la candidatura.