Por: Jaime Jaramillo Panesso
La Fuerza Naval Armada de nuestro país hace parte de las Fuerzas Armadas con el Ejército, la Aviación y la Policía, aunque esta última es un cuerpo civil, adscrito al Ministerio de Defensa. La Naval tiene diferentes símbolos y jerarquías. Hace pocos años reventó un escándalo entre altos oficiales de la Naval en Cartagena, sede natural de quienes tienen a su cargo la defensa de la soberanía en los mares y en las aguas interiores de la República. El almirante Gabriel Arango Bacci fue acusado, procesado y encarcelado por supuestas vinculaciones con el narcotráfico, en una etapa donde el Ministro de Defensa era Juan Manuel Santos y el Comandante de la Armada el Almirante Guillermo Barrera.
Arango Bacci tenía una carrera militar de 37 años, brillante y admirada por sus méritos en el arma y por sus conocimientos como ingeniero naval. Barranquillero de nacimiento y cartagenero residencial donde lo hicieron hijo adoptivo, su padre Federico Arango fue alcalde de la capital del Atlántico. Su apellido materno de origen italiano. Se vinculó a la marina desde los 17 años de edad. Obtuvo 21 condecoraciones y al momento del corte judicial de su carrera, cumplía 57 años de edad, después de haber organizado los juegos centroamericanos con éxito reconocido por la ciudadanía y la administración municipal.
Arango Bacci fue separado de su cargo al momento en que era Presidente de los Astilleros de la Armada y vivía en una casa fiscal de la empresa. Pero la mayoría de sus compañeros de junta, oficiales navales como él, le negaron el sitio durante la medida de aseguramiento, lo cual indicaba que se venía un movimiento huracanado de aislamiento y sindicación. Arango Bacci inicia su defensa y logra desvirtuar las acusaciones endebles basadas en un documento, un papelito donde él hacía constar que recibía US$ 115.000 de manos de la mafia del narcotráfico. Logra probar su inocencia, 2009, y demostrar la falsedad de varios testigos. Luego confesarían sus mentiras que sirvieron al proceso en su contra. Arango Bacci tuvo que gastar su patrimonio íntegro para salvarse de una condena que lo llevaría a la extradición, objetivo principal de sus enemigos.
¿Dónde estaban sus calumniadores que engendraron este proceso? ¿En el Ministerio de la Defensa? ¿Entre los altos oficiales navales que lo consideraban un obstáculo? ¿Existía una combinación de asuntos de faldas y envidias militares? Lo cierto es que Arango Bacci ha debido ser reivindicado en su nombre y en su carrera. Pero no se quedaron sus pesquisas en el plano eximente de la criminal sindicación. Los jueces ordenan investigar los falsos testigos y sus instigadores intelectuales. El pasado 17 de noviembre, las autoridades de Barraquilla encontraron los cuerpos de dos personas, Jaime Pérez Charris, alias El Doctor, y su compañera sentimental, Luisa Fernanda Yepes, maniatadas y sofocadas hasta la muerte. El sujeto masculino era un desmovilizado que figuró como falso testigo, buscado para aclarar su participación criminal contra Arango Bacci. El caso toma el rumbo de graves connotaciones que se parece a las cadenas de crímenes de inspiradores de alta capacidad operativa. ¿Quién protegerá la vida del Almirante Gabriel Arango Bacci? ¿Hasta dónde nuestros cuerpos de seguridad podrán capturar a los falsos testigos que siguen vivos para obtener la verdad que buscan Arango Bacci y la Corte, jueces pertinentes? Esperemos los próximos y horrorosos capítulos de esta serie marinera que nos pueda conducir a los verdaderos buitres que han querido comer carne de almirante inocente.