Alfaro Martín García
Hablar de Acuerdo Humanitario, Intercambio Humanitario o Canje Humanitario es hacer referencia a un posible acuerdo o convenio, mediante el cual las partes en conflicto armado se comprometen a cumplir las exigencias del Derecho Internacional Humanitario con el fin de aliviar el dolor de las víctimas de la guerra, para el caso colombiano, las partes comprometidas son el gobierno y los grupos insurgentes.
En los últimos días la alegría y el entusiasmo se sintieron en los cuatro puntos cardinales del país; muy positivo el hecho de que algunos compatriotas hayan recuperado su libertad. Lo lamentable del asunto, es que estos gestos unilaterales se hacen para continuar la guerra y no para conseguir la paz. Esto se hizo evidente en el momento en que las FARC, en medio de los acuerdos hicieron explotar bombas para demostrar su poderío, sin importar las víctimas inocentes, producto de estos actos demenciales. La meta de lograr el Acuerdo Humanitario entre el Gobierno Nacional y las FARC, ha sido y será un asunto difícil y complejo mientras no se tenga un verdadero convencimiento de querer allanar un camino hacia la paz. Es innegable que actualmente se cuenta con circunstancias distintas y más favorables, ya que la intermediación y la internacionalización de su tratamiento, permiten demostrar otros intereses u objetivos, aunque falta mucho por hacer.
El gobierno nacional insiste en que las condiciones están dadas para un eventual acuerdo de paz; pero, para nadie es un secreto que ni las guerrillas, ni los mal llamados “paramilitares”, ni los narcotraficantes o mafiosos están acabados; hoy se les da el nombre de “bandas emergentes”, como si un confite de menta al cambiarle su envoltura transformara su sabor. Es claro que mientras no haya condiciones por parte del Estado que garanticen un bienestar a esta nueva generación juvenil, ellos verán en la guerra y propiamente en el narcotráfico una solución o salida a su cúmulo de necesidades.
El esfuerzo principal de todos los colombianos debe ser por el diálogo y la negociación para poner fin a este conflicto armado que, además de víctimas inocentes, personas mutiladas y otras secuestradas, también registra millones de desplazados y desterrados amenazados por la guerra. Se deben hacer cuantos acuerdos humanitarios se necesiten para sacar de la húmeda, espesa y oscura selva colombiana a centenares de ciudadanos que se encuentran encadenados, no solamente por las FARC, sino también por el ELN, por la delincuencia común, por las otrora conocidas autodefensas, entre otros. No se pueden olvidar los colombianos retenidos, o mejor, secuestrados por otros grupos.
Cotidianamente, por los diferentes medios de comunicación se exponen las ideas de analistas políticos, quienes desde su punto de vista hacen un análisis del conflicto armado; hoy proliferan los conceptos por todos lados, ¿pero de la práctica qué…? Ahora, al momento de conceptuar, se debe ser lo suficientemente claro para no entrar en confusiones dialécticas entre preso político, secuestrado y entre acuerdo humanitario o canje. De tanto estudio y tantas opiniones debe salir algo, es el momento de pensar en construir un mejor mañana donde la paz sea el factor común. Con conciencia de país nadie debe sentirse excluido, apático o ajeno a luchar por la paz, lo que hoy le sucede a otros, mañana puede ser contigo.