Jaime Jaramillo Panesso

Por: Jaime Jaramillo Panesso

¿Un templo maya sembrado entre la selva es una obra útil al descendiente indígena de hoy? No, pero lo es para su historia y  le sirve de referencia para igualarse a otros humanos. Es un monumento que está ahí presente. No es la Antártida.

Cuando los esfuerzos económicos de una comunidad contemporánea producen una obra como Hidroituango, una represa enclavada entre las cordilleras antioqueñas y  asentada en el mismísimo Río Cauca para que ese volumen de H2O, sirva los intereses de Colombia y de la región, indica que el pueblo no trabaja para los dioses de la etapa anterior a la conquista, sino para el presente desarrollo social de sus ciudadanos. Hidroituango es una presa, la mayor de Colombia, señora voluminosa y luminosa que energiza al país.

Ubicada en los municipios de Briceño e Ituango, el embalse de 75 kilómetros de longitud, llegará a algunas veredas de la primera capital del departamento, Santa Fe de  Antioquia. El dique de enrocado es una obra de 225 metros de altura, algo así como dos veces el edificio de la gobernación en la Alpujarra. El área de inundación es de 3.800 hectáreas y operan dos carreteras de especificaciones aptas para trasladar las  turbinas y transformadores, demás materiales para construir una obra que tiene un costo de 5.500 millones de dólares, o sea lo mismo que costó la ampliación del Canal de Panamá. Una carretera va por Liborina, Olaya y otros municipios en línea. Otra carretera desembocará en Puerto Valdivia, lo cual conforma un arco de comunicaciones terrestres que podrá ser usada por las comunidades y por el flujo turístico que augura un desarrollo especial en lo laboral y  una nueva cultura del trabajo.

Hidroituango tendrá una capacidad instalada de 2.400 megavatios, para un promedio de 13.93 megavatios hora y garantiza energía firme de 8.360 gigavatios hora, durante su vida útil, mediante 8 turbinas tipo Francis.

Estas máquinas  estarán instaladas bajo tierra en una enorme e impresionante caverna, el corazón del proyecto, por lo tanto estarán protegidas de bombardeos y derrumbes. Otra caverna alojará 25 transformadores. A las cavernas se accede por medio de túneles, 8 de conducción, 4 de descarga, 2 de desviación  y un túnel de acceso a la casa de máquinas. El túnel central que da acceso a las entrañas de este colosal proyecto mide 950 metros.

La región que beneficia la Hidroeléctrica de Ituango se encuentra en distintas obras: 1.400 kilómetros de vías mejoradas, nuevas o intervenidas. El número de personas vinculadas al proyecto es de 8.332. De este total 2.385 son de la zona de influencia. La empresa se ha convertido en la más rica y moderna escuela de trabajadores calificados. La compra de bienes y servicios, inversiones que el proyecto hace en la zona, subían a la suma de 37 mil millones de pesos colombianos, en fecha al corte del mes de febrero de este año 2018. En la primera semana de julio comenzará a llenarse la presa durante unos 50 días. Entonces al cabo saldrá el primer lapo de energía a recorrer los hilos  de acero.

Hidroituango es posible en Antioquia por sus ríos y montañas, por la visión y determinación de sus dirigentes políticos, empresarios e inversionistas de las empresas estatales, por la capacidad de sus ingenieros, técnicos, tecnólogos, profesionales de muchas ramas del saber, los conductores de las máquinas constructoras, los obreros del pico y pala, los vigilantes y las comunidades ciudadanas de la región que no se dejaron engañar y subvertir sus convicciones pacíficas por los interesados en detener el proyecto con fines políticos y  de  enriquecimiento personal y no obstante la nube negra de los cocaleros que inundan la zona de presiones y perversiones.

Gracias al Río Cauca y sus afluentes, sin perjudicar el medio ambiente y sin dejarse sobornar por los fanáticos del atraso y la nueva religión del ultra-ecologismo, Hidroituango es un orgullo de la nación, en especial de  los antioqueños,  que no somos mejores que los llaneros,  los vallunos,  costeños o santandereanos, sino que somos distintos. Gloria al padre, gloria al hijo y gloria al espíritu emprendedor de los antioqueños, que trabajamos por Colombia.

(A mi amigo el ingeniero Jorge Ignacio Castaño, hidroconquistador)