Rubén Darío Barrientos

Por: Rubén Darío Barrientos

Este martes, Fabián Vargas, el mismo encapuchado que en la Plaza de Bolívar de Bogotá (en la marcha del día del trabajo) disparó contra la policía y se fugó y por quien entregaban una recompensa de $ 20 millones al que diera pistas sobre su paradero, se entregó a las autoridades y en la estación de policía donde se presentó les pidió perdón a la opinión pública y a la policía. El 13 de abril último, el Grupo Familia, acusado de pertenecer a los carteles de pañales y papel higiénico, les pidió perdón a los consumidores de sus productos.

Hace 8 meses, Nicolás Gaviria (¿Lo recuerdan? ¿Usted no sabe quién soy yo?) les pidió perdón a la policía y a la ciudadanía por su mala conducta en el episodio suscitado en la zona rosa de Bogotá, donde increpó a los uniformados, los empujó y los amenazó en estado de alicoramiento. Don Berna, le pidió perdón a la familia del humorista Jaime Garzón por el crimen, adicionando que fue un error que se cometió. John Jairo Velásquez, alias Popeye, cuando salió de la cárcel de Cómbita (año 2014), les pidió perdón a sus víctimas.

Las Farc, les pidieron perdón a las víctimas de la masacre de Bojayá, en donde murieron 70 personas en el 2002, mientras Salvatore Mancuso también les pidió perdón a sus víctimas en una audiencia de imputación de cargos en Cartagena. Y no se quedó atrás el sicario de un niño que pedía dulces en un día del Halloween, en el Barrio Kennedy de Bogotá, pues también para entrar en la moda les pidió perdón a sus familiares. Este año, hace unos 3 meses, Jaime Mejía, alias El Panadero, pidió perdón por el ataque, tortura y violación sexual contra la periodista Jineth Bedoya.

El expresidente Belisario Betancur, le pidió perdón a Colombia por si cometió algún error durante la retoma del Palacio de Justicia, cuestión que hizo 30 años después. A su vez, el Presidente Juan Manuel Santos también pidió perdón por lo ocurrido en el Palacio de Justicia cuando perdieron la vida 100 personas. Y curiosamente, Santos les pidió perdón a Belisario Betancur y a las fuerzas militares, en nombre de Colombia, por el anuncio del Tribunal Superior de Bogotá de solicitar a la Corte Penal Internacional que lo investigara.

En esta lista interminable, el hijo de Pablo Escobar (el 20 de mayo de 2015) les pidió perdón a las víctimas del capo en nombre de su padre y la hermana de Pablo Escobar también les pidió perdón a las víctimas de su hermano. La guerrilla desmovilizada les pidió perdón a las víctimas y familiares por la toma de Mitú (hace 18 años), la que dejó 100 muertos y 61 policías secuestrados. Ahora bien, la EPS Cafésalud fue obligada por la Corte Constitucional a pedir perdón a los pacientes por la negación de servicios. Y el ejército nacional pidió perdón a la familia de un menor de 16 años, asesinado por un patrullero en el 2007.

La verdad es que no basta con pedir perdón. Menos en Colombia, que muchos criminales compulsivos lo piden a los 10, 15, 20, 25 ó 30 años, en actos que no pocas veces lo que hacen es revictimizar el dolor. Además, se deja la frase al desgaire, sin precisar nada y su expresión se ve como un cumplido simplemente. El perdón, para que tenga valía, debe estar acompañado de un arrepentimiento real, de una reparación del daño y de una voluntad de cambio. Lo que vemos aquí, por doquier, es una moda y una fórmula hueca. Mejor dicho: por lo ofensivo que se aprecia, es mejor que no se pida ningún perdón.