Balmore González

Por: Balmore González Mira

La educación siempre ha sido una preocupación constante de los gobernantes, unos para utilizarla como medio de publicitación y hacer sueños fantasiosos que quieren vender a los medios y  a sus electores y otros para, en la vida real, cumplir propósitos y mejorar la calidad de vida de sus gobernados.

Luis Pérez, el actual Gobernador de Antioquia ha sido un conocedor de la educación y ello lo ha llevado a ejercer cargos que tienen que ver con uno de los renglones más importantes en el desarrollo integral de la humanidad,  y como por esos momentos históricos de la vida, y para bien del departamento, se encuentra con la posibilidad de darle al Politécnico Jaime Isaza Cadavid la oportunidad de poder ser dirigido por otro de esos antioqueños conocedores de la educación y sobre todo que,  ambos hoy, pueden mostrar resultados de lo que han hecho en este medio a lo largo de sus vidas públicas.

En la convocatoria a elegir Rector del Poli, se presenta Libardo Álvarez Lópera, quien había dirigido ya esta institución con lujo de detalles y la había posicionado como una de las más grandes en temas de regionalización y descentralización y logra pasar de tecnológico a institución universitaria.  Y no podía recaer en alguien diferente tal designación, sin reconocer que había personas con todos los pergaminos, lo cual hace  más meritoria su elección.   El Consejo Directivo en pleno, presidido por el  visionario Gobernador de Antioquia, decide por ocho votos frente a uno en blanco, que este hijo de occidente, abogado y dirigente político con toda una vida dedicada al tema educativo, sea por los próximos cuatro años el Rector del apreciado Poli.

Los retos del nuevo Rector y con el acompañamiento de todos los estamentos educativos, incluidos estudiantes y padres de familia, y hasta las fuerzas vivas del departamento y del país, no son pequeños; recuperar la capacidad económica de la institución, hacer de la misma un centro del saber, de la investigación, la conciliación y la paz. Trabajar mancomunadamente con la naciente universidad digital. Ampliar la capacidad de extensión e innovar en los procesos de enseñanza y aprendizaje y diferenciarse en la forma de administrar, entre otros, son los días que se anhelan para una institución que todos los antiqueños llevamos en el alma.

Con sus concepciones sobre la necesidad de que la educación debe trascender el territorio, la nueva dirección del Poli comienza a mirar el papel que sus sedes del occidente antioqueño y Urabá pueden y deben empezar a jugar desde ya, para que no se rezaguen frente al desarrollo que estas regiones le imprimen al departamento y al país, pensando en la oferta y la demanda de técnicas, tecnologías, profesiones y especializaciones que  las futuras generaciones requieren en la que será la zona más dinámica del país frente al mundo. Buen viento y buena mar en el Poli, doctor Libardo.