LA VERDAD VERDADERA
Si bien no se les puede pedir a los comunicadores y/o periodistas que dejen de ser quienes son y de creer en lo que creen por el ejercicio de su profesión, si se les debe exigir objetividad y la obligación de “corroborar” su verdad para que esta realmente lo sea. No se debería permitir como viene sucediendo, que por la simple animadversión de un profesional de la comunicación con un sector de la sociedad y en particular con la clase política, los traten como les parezca, en muchos casos con improperios y señalamientos generalizados que maltratan sin discriminación. Pero mucho menos se debería permitir, que por un interés particular del profesional o de un sector que represente formal o informalmente, quiera acabar con la vida, bienes y honra de alguien que decida ejercer la política y que en el sentir de ellos, atenta contra sus intereses o los de quienes representa.
¿RAZÓN O EMOCIÓN?
Pero no me preocupo ni por las emociones que cause el expresidente, ni por el “patrioterismo” venezolano y colombiano producido por las acciones de Maduro, me preocupo porque ligeramente al calor de estas emociones vamos a tomar la decisión de quienes serán nuestros próximos gobernantes regionales y no creo lógico votar enceguecidos, solo en contra de quien supuestamente traicionó o ciegamente a favor de otro, únicamente porque es el recomendado del expresidente que ya se equivocó.