Por: Rodrigo Pareja

Lo único que faltaba, que el Estado colombiano, es decir todos los ciudadanos, tuvieramos que pagar una indemnizacion millonaria a Ingrid Betancur por el secuestro que a manos de las Farc padecio durante seis anos.

Esta arribista, que se descubre ahora también como cinica, ambiciosa y algo mas, pretende que Colombia le entregue 12.500 millones de pesos como retribucion por el calvario que sufrio, unica y exclusivamente por culpa suya y por su actitud irreflexiva.

En su momento le importaron mas unos supuestos y pocos votos tras los cuales iba en su desmesurado afan por ser presidenta de los colombianos, que su propia seguridad y la de sus acompanantes.

Por todos los medios posibles quienes tenian a su cargo la seguridad y vigilancia de una extensa zona del Caguan le recomendaron abstenerse de continuar su correria, pero ella –obsesionada por el poder que se creia capaz de alcanzar, desoyo todas las advertencias y por su cuenta y riesgo se entrego, ella solita, a los guerrilleros de Farc.

Y ahora que se da la gran vida en infinidad de sitios paradisiacos, esta ambiciosa sin limites viene a reclamarle al Estado colombiano 12.500 millones de pesos de indemnizacion por su secuestro, posibilitado por ella y solo por ella y su desmedido afan de figuracion.

Se imaginan ustedes lo que pasaria en caso de prosperar la irracional y descarada pretencion de Ingrid Betancur Con esos mismos argumentos y supuestos derechos, infinidad de secuestrados – sobre todos los politicos que al fin y al cabo son de la misma indole de la Betancur – se lanzarian cual aves carroneras sobre el erario publico para hacerse a sus buenas millonadas.

Que tal un pais con veinte millones de habitantes en la pobreza y otros diez en la miseria total, pagando esta clase de sumas a personajes como Ingrid Betancur, que de la noche a la manana olvidaron lo que fue la operacion Jaque que los devolvio a la libertad No es de extranar , entonces, el generalizado rechazo que en todos los sectores cudadanos se ha dado a la desorbitada pretencion de alguien que, en su momento, tuvo toda la solidaridad de los colombianos, y ahora, practicamente, los quiere atracar de manera impunne.

Ni un peso debe cancelar el Estado colombiano a quien ahora se revela como una de sus mas descastadas e ingratas hijas. No le perdonarian los colombianos a este gobierno o al proximo casi ya punto de iniciarse, que cedieran ante esas desmesuradas pretensiones y no lucharan hasta las ultimas consecuencias, para impedir semejante estropicio.