En su artículo “Pecados mortales de Hidroituango”, el exgobernador de Antioquia, Luis Pérez Gutiérrez, explica los errores constructivos imperdonables, por mala ingeniería y muy mala gerencia administrativa y constructiva del Proyecto Hidroeléctrico Ituango -Hidroituango-.
De nuevo, insistiendo en la urgencia de mostrar la verdad alrededor de la contingencia de Hidroituango, ocurrida el 28 de abril de 2018 -la cual generó daño emergente y lucro cesante que podría elevar el costo del Proyecto de 9.6 billones a casi 20 billones de pesos-, Pérez Gutiérrez hace un recuento de los errores cometidos por diseñadores, constructores e interventores que terminaron creando “una exótica receta para enseñar cómo cocinar una tragedia”. En los hechos coinciden los estudios técnicos realizados por la Facultad de Minas de la Universidad Nacional, la firma Noruego chilena Skava Consulting y la reaseguradora Advanta Global Service.
Este es el texto completo de “Pecados mortales de Hidroituango”, escrito por Luis Pérez Gutiérrez:
“El Proyecto Hidroituango es un símbolo de agonía y éxtasis. De un lado, la alegría de ser el más grande proyecto de generación de energía en la historia (2.400 MW); y al mismo tiempo, la tragedia social y de ingeniería más deplorable. Los errores constructivos desplazaron más de 120.000 personas; hicieron daños ambientales que hasta secaron por varios días el Río Cauca, nunca antes visto; y daños pérdidas por $9,9 billones, cifra exótica para todo ciudadano. El valor original del proyecto era de $9,6 billones, en 2020 subió a $16,2 billones; y podría llegar a $20 billones.
Desde el punto de vista de teoría de decisiones y de ingeniería de riesgos, Hidroituango es una cadena de errores constructivos imperdonables. Mala ingeniería y muy mala gerencia administrativa y constructiva.
Para iniciar y desviar el Río Cauca se construyeron dos túneles Derecho (D) e Izquierdo (I) acorde al diseño original. Pero cometieron el disparate de no construirle compuertas a los túneles. Y desviaron el Río Cauca por esos túneles sin compuertas en 2014. La autoridad ambiental de Colombia, la Anla, no fue consultada. Grave, porque los delitos ambientales no prescriben. Esta decisión fue en contra de todos los conceptos técnicos de asesores nacionales e internacionales, según aparece en actas y cartas de advertencias. Se salieron del diseño original y metieron la obra en una incertidumbre de riesgos mortales.
Para que se conozca la verdad son necesarias respuestas sin ambigüedades
Pregunta 1: ¿Quién autorizó desviar el Río Cauca por túneles sin compuertas?
Al desviar el Río por los túneles sin compuertas, y como tenían grandes atrasos en las obras, optaron por la ingeniería del desespero que los llevó al codicioso Plan de Aceleración y la construcción de un tercer túnel GAD (Galería Alternativa de Desviación) que estalló y causó la tragedia. Hacer un Plan de Aceleración y un tercer túnel era un contrato adicional muy apetitoso, más de $780.000 millones. Se justificó alegando hechos fortuitos y dificultades geológicas, argumentos que resultaron falsos. De aquí la segunda pregunta.
Pregunta 2. ¿Quién autorizó sacar el proyecto Hidroituango del diseño original y quién aprobó $780.000 millones adicionales para el Plan de Aceleración?
El Túnel GAD estalló como crónica de una muerte anunciada. Hubo tres estudios. Universidad Nacional de Colombia (2018 y 2019) pagado por la Gobernación; Skava (2018) pagado por EPM; y el Estudio de Aseguradoras (2019) y escondido hasta el 2020, al unísono coinciden en los errores constructivos. Así:
Uno. El Túnel GAD fue mal diseñado. Las bravías aguas del Río Cauca no cabían por el túnel GAD. Trabajaba a presión y no era un túnel para operar a presión ni solo. Según acta de los asesores, necesitaba tener los túneles I y D disponibles para una emergencia o crecimiento del Río Cauca en invierno.
Dos. Para construir el Túnel GAD usaron materiales de inferior calidad y no le construyeron piso reforzado en concreto.
Tres. Malos tratamientos a cizallas y a puntos críticos. Y más.
Y sumado a todo esto, le agregaron un condimento venenoso: El Túnel GAD que estalló no tenía licencia ambiental ni diseños definitivos. Crearon una exótica receta para enseñar cómo cocinar una tragedia. Quedan dos preguntas concluyentes:
Pregunta 3. ¿Quién autorizó construir el túnel GAD sin licencia ambiental?
Pregunta 4. ¿Quién autorizó construir el Túnel GAD sin diseño definitivo?
Para que la tragedia quedara consumada, se comete otro grave error: Los túneles, derecho (D) e izquierdo (I), sin compuertas, se tenían que taponar con bloques gigantes de acero y concreto cuando se cumplieran dos requisitos, según protocolo técnico de los asesores. Alguien dio una orden contraria y fatal.
Por ingeniería de riesgos y para evitar incertidumbres, los dos túneles D y I solo se podían empezar a taponar si se cumplían dos requisitos: Uno, la construcción de la presa llegara a una altura superior a 390,2 metros sobre el nivel del mar (m.s.n.m). Y, dos, obligatorio también, tener construido el Túnel de Descarga Intermedia o Túnel ambiental, que estaba lejos de ser terminado. Alguien, o EPM, o los constructores, o los diseñadores o los interventores decidieron empezar a taponar los dos túneles cuando la presa apenas estaba en altura de 379 m.s.n.m, muy a destiempo, y, peor, sin terminar el Túnel de Descarga Intermedia. Ahí se violaron todos los protocolos de riesgos de ingeniería. El 28 de abril de 2018 que estalló el Túnel GAD y ocurrió la tragedia, la altura de la presa solo había avanzado hasta 385 m.s.n.m. O sea, si no se hubiesen taponado a destiempo los túneles I y D, si se hubiesen respetado los protocolos de taponarlos cuando la presa estuviese en más de 390.2 m.s.n.m. y listo el otro túnel de descarga intermedia, con certeza se habría evitado la tragedia. De aquí, la quinta pregunta para que se conozca la verdad.
Pregunta 5. ¿Quién ordenó taponar antes de lo debido los túneles I y D?
Inaceptable que desgracias que afectan lo público se pueden esconder eternamente. Por Colombia, urge terminar el proyecto, y urge la verdad. Ningún propósito sale adelante sin la verdad. Buscar la verdad con la misma voluntad que se busca el aire para respirar es el camino al éxito. El aire no tiene dueños, la verdad no tiene propietarios”.