Rodrigo Pareja
En épocas ya lejanas, cuando había en Colombia Procurador General de la Nación en el verdadero sentido de la palabra y del cargo, a los funcionarios públicos les estaba prohibido, de veras, hacer política o participar en actos partidistas.
Y esos funcionarios, de cualquier nivel que fueran, sabedores de que había un Procurador y una procuraduría rigurosos y estrictos, se abstenían, a veces muy a su pesar, de ser partícipes en esas demostraciones.
Al hablar en pasado y señalar esa Colombia que sí tenía Procurador General de la Nación, nos remontamos al período ejercido por el jurista antioqueño, Mario Aramburo Restrepo, quien en su rigurosidad y cumplimiento de lo estipulado por la Constitución, se atrevió inclusive a amonestar públicamente al entonces presidente de la república, Carlos Lleras Restrepo.
Pero algo va de Pedro a Juan y de Mario Aramburo Restrepo a todos sus sucesores en el Ministerio Público.
La anterior introduccción para referirnos a un episodio ocurrido el pasado fin de semana, que ha dado pie para una serie de noticias anecdóticas e intrascendentes, pero en las cuales se ha omitido lo esencial: la caída en Betania de una rudimentaria tarima en la cual un grupo de políticos homenajeaban a un colega suyo, por cualquier razón o motivo.
Pues bien, en ese suceso, estaba presente el alcalde de ese municipio, Carlos Mario Villada Uribe, quien compartía tarima con los demás asistentes, es decir, estaba participando presencial y activamente en un acto político. Dicho alcalde pertenece a lo que se llama Convergencia Liberal, un grupo que dirige el diputado César Pérez García.
Nada tenía que estar haciendo el alcalde de Betania en un acto eminentemente proselitista y político, pues tanto el homenajeado, Augusto Posada, del partido de la U, como otros de los congresistas presentes, Liliana Rendón, de Alas Equipo Colombia y Carlos Arturo Piedrahíta, de su grupo Convergencia, están en plena campaña de cara a las elecciones del año próximo.
Pero como estamos en Colombia, donde pasa de todo y no pasa nada, el alcalde Betania seguirá muy campante en su cargo, sin ni siquiera un llamado de atención, y tanto él como todos los políticos pasándose por donde sabemos la norma que prohíbe a los funcionarios públicos hacer política o tomar parte en actos que la propicien.
Gracias ante todo, a la negligencia y laxitud con que ahora actúa la Procuraduría General de la Nación, donde sus últimos titulares deben mirar con horror el retrato del doctor Mario Aramburo Restrepo Restrepo, ese sí, PROCURADOR de verdad, si es que ya no lo han descolgado y tirado al cesto de la basura.