Diego Calle

Por: Diego Calle Pérez.

Demasiada sombra en el alma, para no dejar que la Guerrilla desarme sus armas y se incorporen a la vida cotidiana de la Colombia soñada. Muchos años de historia social mal interpretada y de rencores por aquellos que sabiendo callaron es su momento. Negocios de armas, drogas ilícitas y pactos de amnistías incumplidas como la Casa Verde y San Vicente del Caguán.

Demasiados sueños de amor sin lograr,  familias que perdieron uno y dos y hasta varios seres queridos en los conflictos entre paramilitares y guerrilla. Un conflicto armado que dejaba secuelas en los niños y en los jóvenes deseos de venganza.

Demasiado palabrerío en discursos vacíos, en discursos de campañas y promesas nunca cumplidas. En planes de gobierno de papel porque el puente y la vía prometida se quedaba en la corrupción. Hospitales sin quirófanos, sin médicos para atender y sin incubadoras para los recién llegados a la naturaleza.

Demasiado ansiar una tranquilidad en el barrio de la comuna, en la vereda del corregimiento y en el pueblo para salir al parque principal y poder disfrutar con los vecinos y los amigos que vienen a las fiestas parroquiales y tradicionales.

Demasiado “yo les prometo” agua potable, una mejor casa de la cultura, una institución educativa moderna con laboratorio de química y sala de biología, no se incrementarán los impuestos del predial y una tarifa especial para industria y comercio.

Demasiado infierno para un corazón que necesita una operación de cambio de válvulas y hace un video para clamar piedad para la intervención y la impotencia del espectador. Y no me refiero al periódico de la Familia Cano con 130 años de registrar lo que muchos olvidan y repetimos eligiendo los mismos que han llegado al senado.

Demasiada madre con pena, madres de la Candelaria en Medellín y en Soacha y en una veintena de pueblos que vieron como arrasaban con su familia. Madres que no ocultan su derrota y su esperanza con que algún día sepan de la mala racha del hijo que fue un falso positivo.

Demasiada espera, para resolver el paro de los maestros. Marchas que convocaron la solidaridad de los padres de familia y de la propia mesa de diálogos de la Habana. Promesas para Jóvenes empezando su formación en un país que les habla de futuro.

Demasiada histeria en la calle, con un partido de fútbol, con la etapa de Nairo en la Europa que ya no sabe del Café de Colombia. Zonas de Concentración por definir asuntos de educación y formación ciudadana.

¡Cuánta policía para asistir a un partido de fútbol! La boleta de reventa. Los Centros Comerciales atraen por la pantalla gigante. Calles de fiesta bañados en harina, cerveza y música hasta la madrugada con el sol a las espaldas y el sancocho de leña para festejar la Copa que se celebra por semestres. Demasiado para pocos años.