Por: Jhon Fredy Hoyos Murillo

Las opiniones expresadas en esta columna, son responsabilidad de su autor

La pregunta la hacían al aire esta misma semana en un programa radial de la emisora Súper: -¿qué ha hecho este gobierno en 8 años por los trabajadores colombianos? , el interrogante quedó en el aire pero su respuesta no, esta emerge de una forma tan lógica como categórica: este gobierno hizo todo lo que pudo por desmejorar las condiciones laborales y acabar con las conquistas sociales producto de luchas obreras de todo el siglo XX en Colombia.

El desempleo está imbricado en las entrañas del modo del capitalismo salvaje, no es un accidente, no obedece a una coyuntura, es estructural. Los modelos capitalistas que han adoptado preceptos del derecho social, como las economías de bienestar o los sistemas sociales de mercado, son nocivos, peligrosos o, cuando menos, extraños para la elite colombiana; el animo de lucro es tan voraz, que se pueden dar el lujo de convivir con esta bomba social: tres millones de excluidos, de parias sin nombre, sin ningún valor en las funciones de relación colectivas.

El trabajo es un derecho fundamental del hombre. Es la posibilidad, además de la inserción social que desarrolla su espíritu gregario, de alcanzar las categorías humanas que son condicionantes en la familia, en la comunidad, incluso en la sexualidad. Despojar a un individuo de su acceso al trabajo es condenarlo a un anonimato de su esencia, es una decapitación de sus posibilidades, de su proyecto de vida.

Hay que mencionar que las cifras que presenta el DANE son maquilladas. Para cualquier profesional de la estadística es, como mínimo dudoso, que se haga pasar la encuesta del desempleo por cuatro filtros, buscando retocar el resultado o subir las cifras; el manoseo del régimen, el cambio de modelo estadístico y la orden desde presidencia de no divulgar una encuesta, provocaron la renuncia del primer director de este departamento administrativo de este régimen, un Caballero en su proceder y en su apellido. Por esto se concluye que las cifras reales del desempleo son muchísimo mas altas, la experiencia o el trato cotidiano también lo confirman y no menciono el fenómeno del subempleo al cual, también el DANE, ignora.

La sola cifra púbica y oficial de más de 3 millones de desempleados, para cualquier gobierno digno y decente, debería ser, además de una vergüenza, su más urgente preocupación de gestión pública. Para este no. En una entrevista para la W, también esta semana, el señor presidente se jacta de que “este gobierno frenó la intención de un sector del congreso de devolver o suprimir algunos contenidos de la última reforma laboral”.

El primer magistrado es cínico. La reforma de marras, hay que recordarlo, se montó sobre la promesa de que disminuiría estructuralmente el desempleo, es más, la reforma contenía mecanismos expresos para verificar o controlar sus resultados. Una felonía: los únicos réditos de esta fueron más ganancias para el interés desbordado de los poderosos, pérdida de derechos y garantías para los trabajadores y el desempleo, por el contrario, ha aumentado.

Esta reforma, no se nos puede olvidar, llegó hasta donde norma jurídica alguna se había atrevido, desbordó los límites del derecho: modificó para todos y para siempre, leyes y principios de la física, de las ciencias exactas, de la biblia misma. Para Uribe y sus palaciegos, la noche ya no durará más lo mismo que el día, por su legítima y soberana potestad, ésta perdió 4 horas para dárselas al día, así: de las 6:00 pm (Greenwich Meridian Time) a las 10:00 pm (GMT) aquí, en este país del trópico, en esta colonia bananera, será de día. Comuníquese y cúmplase.