No sale de su asombro el diputado de Antioquia, Héctor Fabián Betancur Montoya, quién es, además, miembro activo de la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia, ante la decisión del párroco de San Pedro de los Milagros, Carlos Ignacio Cárdenas Montoya, de no permitir la cristiana sepultura del señor Angelmiro Zapata en el cementerio de ese municipio del norte de Antioquia. El caso insólito, según dijo Betancur Montoya en SINERGIA INFORMATIVA ocurrió el pasado 26 de Julio cuando falleció el señor Angelmiro Zapata, también miembro activo de la comunidad de la Iglesia Pentecostal Unida de Colombia, y el Párroco del municipio lechero se negó rotundamente a permitir su sepultura por profesar un credo diferente al Católico.

“No entiendo cómo en la primera década del siglo XXI, se genere algún tipo de discriminación de credos religiosos por parte de miembros de la iglesia católica, cuando estas comunidades evangélicas aportan al crecimiento y fortalecimiento de los valores ciudadanos”, expresó el Diputado liberal.      

Ante la voz de protesta del diputado Héctor Fabián Betancur, el personero de San Pedro de los Milagros, José Alonso Gutiérrez, se vio obligado a interponer una acción de Tutela para garantizar el cumplimiento de los derechos constitucionales del difunto y de su familia.

Aunque la Corte Constitucional falló mediante Sentencia C – 224 de 1994 que en Colombia la costumbre general, conforme con la moral cristiana, se «constituye derecho» (porque se acoge la moral cristiana como la de las mayorías, según el artículo 13 de la Ley 153 de 1887), ella no contradice la Carta Magna en su artículo 13: “Todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, recibirán la misma protección y trato de las autoridades y gozarán de los mismos derechos, libertades y oportunidades sin ninguna discriminación por razones de sexo, raza, origen nacional o familiar, lengua, religión, opinión política o filosófica”.

Le preocupa, entonces, al Diputado antioqueño que en pleno siglo 21, el Estado tenga que poner a rodar el aparato judicial para promover “las condiciones para que la igualdad sea real y efectiva (…) en favor de grupos discriminados o marginados”, ante la intolerancia religiosa de personas como el de San Pedro de los Milagros, Carlos Ignacio Cárdenas Montoya.