Por. Diego Calle Pérez.
Dicen que él antropólogo Aldo Cívico podría ser el biógrafo de Doble Cero. La leyenda del mito aquel de ser guerrero y fiel comandante de las autodefensas unidas de Colombia, Doble Cero, quién a su final de vida, se vio solo y traicionado por sus propios guardaespaldas. Son muchas las leyendas que se tejieron del famoso comandante bloque metro, doble cero. Muchas las conjeturas, mucho lo que se ha escrito, equivocadamente, muchas hipótesis las que se dan y otras tantas maneras de leer su paso por las montañas de Antioquia: entre las regiones de Urabá, el oriente y el nordeste del departamento.
Doble cero, nada de abogado, tal vez tuvo un diplomado, estuvo en la Escuela Militar de Cadetes José María Córdoba, se preparó como oficial y se quedó en el archivo del sumario por qué lo tenían pendiente para abrirle un proceso penal militar. Se les voló, típico soldado remiso y se contactó con los famosos hermanos Castaño Gil del cual logro su confianza. Doble cero cuenta que cuando comienza a trabajar con un general retirado, este le propone hacer un “trabajo de seguridad” y es cuando va y se encuentra con los hermanos Castaño, que en ese momento Doblecero no sabía quiénes eran. Termina trabajando de escolta de Fidel. Es interesante que sea un general retirado el que los presenta y que la reunión de Fidel Castaño fuera con Pablo Escobar.
Doble cero, atino a seguir las órdenes de los exterminios de varios representantes sociales del contexto de esa época, entre los años 1995 al 2002, para ese entonces ya había consolidado su fama entre veredas, corregimiento y pueblos por donde pasaban de patrullaje y arrasando con los que les señalaban como colaboradores de la guerrilla. Doble cero, consolida su ejército miliciano, entrenado a su manera y estilo. Sicópatas que sin medir palabra llegaron a matar por solo ver caer y chorrear sangre de cientos de personas que no tenían nada que ver con el conflicto del momento y del contexto.
Conclusión: nunca se sabrán los motivos que motivaron a doble cero haber seguido en la vida clandestina de haberse convertido en verdugo, juez y fiscal de la propia ciudadanía que decía defender. Tuvo una adolescencia y juventud como de cualquier joven de estrato medio en Medellín, tergiverso principios de vida y no pudo salir del laberinto entre su propia guerra y no perder su consigna. Murió al estilo pretor romano en tiempos de Nerón.