Por: Edwin Alejandro Franco Santamaría
Cuando apareció la noticia según la cual el ex ministro de la Protección Social del gobierno de Uribe, Diego Palacio Betancourt, habría pedido someterse al Tribunal Especial para la Paz, el que se creó para juzgar guerrilleros, militares y civiles que hayan hecho parte del conflicto armado colombiano, y cuya tesis central sería la de que como el gobierno de Uribe fue el creador de la Seguridad Democrática, lo sucedido con su reelección incidió directamente en el conflicto armado interno, aparecieron de inmediato defensores a ultranza del mal llamado proceso de paz a rasgarse las vestiduras, por cuanto, decían, la situación del ex ministro, que fue condenado por Cohecho por dar u ofrecer, caso más conocido como la Yidispolítica, en manera alguna podía catalogarse como una de aquellas que hubiera sido cometida con ocasión y en desarrollo del conflicto armado. El senador Benedetti fue uno de los primeros en reaccionar en contra de la supuesta insinuación del ex ministro. Por parte del gobierno, la reacción, como es apenas lógico es entendible, provino del Ministro de Justicia, Yesid Reyes Alvarado, quien afirmó que este caso no tiene relación con el conflicto armado y por tanto no podría acudir a la jurisdicción especial para la paz.
Al momento de escribir esta columna se conoció en algunos medios de comunicación que el ex ministro de marras había enviado una carta al periódico El Espectador en la que aclaraba que en ningún momento había hecho tal solicitud que tanto despliegue mediático tuvo; que en una reunión que tuvo con los asesores jurídicos de la guerrilla, Enrique Santiago y Alvaro Leyva, le dijeron que su caso podía ser sometido a la justicia transicional, pero que en todo caso su situación únicamente fue mencionada como un ejemplo. No obstante, esos defensores incondicionales del proceso de paz tragan entero cuando se trata de temas relacionados con esa misma justicia transicional en asuntos que tienen que ver los mayores beneficiarios de este modelo de justicia, que son los guerrilleros. Es así como en los muy dudosos casos en los que va a pregonarse una conexidad de delitos comunes al delito político y por esa vía ser amnistiados o indultados nada dicen, y cuando lo hacen es para manifestar su apoyo. Por ejemplo en el caso del narcotráfico y otros delitos comunes graves que serán objeto de estas figuras jurídicas. El Lavado de activos en el que ha incurrido la guerrilla durante muchos años ni siquiera es mencionado, y eso que uno de los jefes de la guerrilla dijo hace poco que no tenían ni un chivo. Los miles de millones de dólares, que se van a legalizar con el acuerdo, se consiguieron a punta del delito político o del delito común? Blanco es, gallina …………..
El tribunal especial para la paz tiene características muy particulares y aspectos que todavía no están claros. Por ejemplo, no se sabe todavía qué mecanismo se utilizará para la escogencia de los magistrados que integrarán el tribunal, que no hace falta tener facultades sobre naturales para saber quiénes dirán la última palabra en este punto. Además, este tribunal sustituirá todas las cortes y a todos los organismos de control de Colombia. También se creará una Sala de estabilidad para cuando el tribunal cese en sus funciones y cualquier órgano de la justicia ordinaria emprenda una investigación en la que puedan estar involucrados quienes firmaron el acuerdo, porque por ejemplo, se me ocurre pensar, se investiga un delito no confesado, se activa la sala para revisarla o pararla.
Yo creo que mucha gente en Colombia, y me incluyo, quiere que el conflicto con la guerrilla termine por la vía negociada, el gran interrogante es cómo y a costa de qué puede lograrse. También creo que mucha de esa gente entiende que deben hacerse concesiones y sacrificios en la consecución de tan loable y anhelado fin, lo que sucede es que hay circunstancias, que independientemente de si se está de acuerdo o no con ellas, si cuesta trabajo entenderlas.
Lo que uno quisiera es que esos defensores incondicionales de esos acuerdos no cierren filas cuando se hace un anuncio como el mencionado al inicio de esta columna y si se muestren complacientes con cuanto anuncio, por desfasado que sea, se haga y sea para beneficiar a la guerrilla.