El Jueves Santo Jesús compartió la Última Cena con sus discípulos. Se arrodilló, les lavó los pies y les enseñó que el verdadero poder no está en mandar sino en servir.

¿Entenderán nuestros políticos de hoy -congresistas, diputados, concejales, ediles y gobernantes- que cuando los elegimos, les dimos poder para convertirse en instrumentos de los fines esenciales del Estado? ¿Tienen en claro que el ejercicio del poder público que les damos, se legitima en la medida que le sirven a la comunidad y promueven la prosperidad general?

No están en el poder para beneficiarse en la medida que benefician a grupos de interés particular, político y económico. Deben garantizarles a todos los ciudadanos su desarrollo integral a través de la salud, la educación, el acceso al trabajo, vivienda digna y -en general- justicia, equidad y bienestar social.

Pero algunos llegan al poder a exigir reverencias, olvidándose de las sonrisas y los abrazos que tuvieron que fingir para obtener los votos que les permitieron ganar las elecciones.
Deslegitiman el ejercicio del poder público con soberbia, privilegios, discriminación y traición a los fines esenciales del Estado de servir a la comunidad y promover la prosperidad general, que son el fundamento ético y político de cualquier poder legítimo.

Olvidan que el poder auténtico no humilla sino que dignifica.

Jesús hoy, aún vivo, los miraría desde el piso, lavándoles los pies, y les preguntaría: Tú, político, ¿A quién sirves? ¿A tu partido? ¿A tus financiadores? ¿A tu vanidad? ¿O al pueblo que confió en tí y te eligió?

Pero, también, nos miraría a nosotros y nos preguntaría: Y tú, ciudadano: ¿Vas a seguir eligiendo al que quiere el poder público para defender sus privilegios y el de sus financiadores, el clientelismo, la ineficiencia estatal y la corrupción y para ser servido en vez de servir…? ¿O vas a pensar y vas a escoger mejor al que está dispuesto a arrodillarse para servir a la comunidad y promover la prosperidad de todos?

Ese Jesús político sentenciaría hoy: el verdadero cambio no empieza en las urnas… Empieza en la conciencia y se concreta en un voto responsable por quien habrá de legislar y gobernar para servir al interés general.

Recuerda que vienen las elecciones legislativas y presidenciales de 2026.