Por: Eduardo Aristizabal Correa
Mientras que en Colombia los bomberos, los agentes de tránsito, los evaluadores se puede profesionalizar, los periodistas, no. Que contraste.
Sin demeritar de ninguna manera las 3 actividades inicialmente mencionadas, salgo en defensa de nuestra profesión, como lo he venido haciendo en los últimos años en una labor solitaria.
Cuando la Corte Constitucional en marzo de 1998, bajo la presidencia del antioqueño Vladimiro Naranjo y la ponencia de otro Magistrado antioqueño Carlos Gaviria Díaz declaró inexequible la Ley 51 de 1975, que adoptaba el Estatuto del Periodista, abrió de par en par la puerta para que cualquier humano fuera periodista. El periodismo pasó de ser profesión a convertirse en un oficio o arte, Que tal.
La Ley 51 de 1975 clarificó legalmente la situación de los periodistas profesionales empíricos y obligó a los aspirantes a tan digna profesión a vincularse a los programas de pregrado de los centros de educación superior, para obtener el título y poder ejercer la profesión. No más empíricos después de 1975.
Pero bajo el argumento, que la información es un derecho fundamental, no se puede limitar dicho derecho y cualquier puede ser periodista. Pero es lo mismo el derecho fundamental a informar que tenemos todas las personas, por el solo hecho de ser racionales, en la casa, en el bar, en el estadio y la información de interés general, seria y responsable que el periodista emite a través de medios masivos de comunicación? Estoy convencido que son 2 cosas totalmente diferente.
Y si hablamos de derecho fundamental como argumento para sustraerle la calidad de profesional al periodismo, podríamos decir lo mismo de la medicina? La salud es un derecho fundamental, por lo tantos todos podríamos curar, recetar y la medicina dejaría entonces de ser una profesión.
Los 9 Magistrados de la Corte se apartaron por completo del concepto emitido por el Procurador General de la Nación, de la época, Jurista Jaime Bernal Cuellar quien les recordó que el artículo 73 de la constitución señalaba que la actividad periodística gozaba de protección para garantizar su libertad e independencia profesional.
La Corte hizo una salvedad en el sentido de que seguía vigente el secreto profesional, afortunadamente; pero lo extraño es que si el periodismo deja de ser profesional, su sigilo como va a llevar el apellido profesional. O es que ya existe constitucional o legalmente el secreto en los oficios? Eso confirma que el periodismo es una profesión muy particular y no un simple oficio o arte.
Que mal se le hizo, no solo al periodismo, sino al país. Como la información es un derecho fundamental, entonces ahora cualquier analfabeta puede ser periodista. Qué organismo dice ¿quién es periodista y quién no? Lo Más grave es que ésta delicada profesión, que además es una pasión y una devoción, nunca un hobby, es ejercida ahora por negociantes del periodismo que fungen como periodistas. En manos de que periodistas está el país?