Jaime Jaramillo Panesso

Por: Jaime Jaramillo Panesso

Las inconsistencias del régimen son dolorosas para las víctimas del Eln, que ni siquiera son nombradas. La liberación de Odín Sánchez  tuvo un precio en moneda nacional. Y con esa sombrilla arrancó la mesa de negociaciones en Quito. No sabemos cuánto irá a durar ni cuánto nos va a costar. En todo caso mientras avanzan sobre la agenda nacional, una colcha de retazos en que va quedado el territorio, la juricidad y la autoridad, un detalle tienen ellos: que al querer distinguirse de sus primos farianos no solo usarán chaquetas rojas los voceros, sino que con el cuento de “participación social” de los estamentos colombianos, van a tratar de sacar avante una corriente civil que los apoye porque los elenos no tienen partido o movimiento en la legalidad, como las Farc que tienen varios. Esperemos las sorpresas de los hijos naturales de los Castro y de su padrino Nicolás Maduro.

El proceso con las Farc se parece al camino culebrero. Las dificultades para armar los campamentos y alimentarse pusieron a la vista la imprevisión del gobierno. Pero existen una nuevas “guerras” de las cuales no dan cuenta las zalameras páginas y cámaras de TV. La persecución y operatividad de la Fuerza Pública contra los disidentes de las Farc tiene a la mano los servicios de inteligencia de las Farc para eliminar a un enemigo de ambos. Pero los farianos  se quejan de que grupos paramilitares están ocupando los espacios que ellos dejan. El Ministro de Defensa, el atlético comandante Villegas, ha respondido señalando que no existen paramilitares y que esa denominación  sería darle connotación política. Esta afirmación es sorprendente, pues cuando comenzaron los diálogos con las AUC, Autodefensas Unidas de Colombia, hacia el 2000, la izquierda y la masa mamerta puso el grito en el cielo, diciendo que eran delincuentes comunes y no políticos. También los dijo la Corte Constitucional. ¡Cómo cambian los conceptos! Y para probar el total cese al fuego bilateral, dijo el mismo funcionario que solo había ingresado un herido al Hospital Militar en 2016. Todo lo contrario, Señor Ministro, lo que eso prueba es que no están combatiendo al Eln ni al Clan del Golfo ni a las demás narco- organizaciones.

Mientras tanto, en el campo político se espera que “Voces por la paz,” embrión del partido de las Farc, tome forma. En las izquierdas hay mucha emoción. Cada corriente espera propuestas. Clara López, actual Ministra de Trabajo, sale al ruedo pidiendo un candidato de convergencia y dando lecciones de inclusión de los  farianos, “a mí me enseñaron las obras de misericordia” como la compasión. Así ella sería la candidata no solo del Polo Democrático, que ya lanzó al senador Jorge Enrique Robledo, figura que ella descabeza porque es del Moir. En el Polo hay otras corrientes como el Partido Comunista, su matriz política. Fantasiosamente Clara López mete en esa convergencia al Polo, los verdes, la ASI, al partido liberal y a las personalidades: Iban Cepeda, Juan Fernando Cristo, Sergio Fajardo, Claudia López, Roy Barrera, Aurelio Iragorry, Humberto de la Calle y Piedad Córdoba. Faltan los farianos que son los que ponen la plata.

Advertidos quedan los demás partidos y movimientos sociales, de centro y derecha democrática, que necesariamente deben crear el Frente Republicano: Centro Democrático, las organizaciones sociales y religiosas, el Partido Conservador, y personalidades como Marta Lucía Ramírez, el exprocurador Ordoñez, el expresidente Pastrana, y quien sabe cuántos congresistas de la U al ver sus aspiraciones frustradas, se arrimen también.