Diego Calle

Por: Diego Calle Pérez

A los hombres que dirigen un Estado los suelen llamar Estadista o Presidente, actualmente la palabra más corriente en algunos países Europeos es Primer Ministro. Los que ostentan en forma significativa el poder ejecutivo y el legislativo, son llamados Presidentes de una Nación. El término Estadista también designa a personalidades políticas, pueden ser ministros, embajadores y secretarios de partidos en algunos casos.

Charles de Gaulle, osciló entre la aspiración a la unanimidad nacional y la obligación de ser jefe de una fracción enfrentada a otra. Los políticos que tienen talla de hombres de Estado, se conocen por tener cierta ambivalencia. Con los años Cesar Gaviria Trujillo, en vez de potenciar el partido liberal prefirió enterrar el legado que por tiempos atrás había permanecido en el imaginario colectivo de una fracción de ciudadanos que seguían cierto ideal. Lo mismo sucedió con el partido conservador y otros tantos que han pasado al sueño justo del olvido que somos, dirá otro escritor.

Para los pensadores clásicos como Platón, el término estadista es comparable en su época con malos cocineros y en una crítica en Georgias plantea: “los hombres de estado tan gallitos y orgullosos han sido incapaces de enseñar los propios valores políticos de las funciones que cumplen”.

Aristóteles, plantea que el hombre de estado debe conocer la constitución y de aplicarla no debe imaginar un gobierno perfecto e ideal, sino hacer un gobierno practicable, que impulse medidas de sencilla y segura implementación.

Para José Ortega y Gasset, en el pensamiento contemporáneo el hombre de estado debe tener “virtudes magnánimas” y carecer de las “pusilánimes”.

El término Presidente se define como “sentarse al frente”, se refiere al funcionario público, electo para un período determinado, en nuestro caso son 4 años, sin poder repetir según la constitución y sus reformas actuales. En Colombia quién preside determinado órgano público colegiado se le llama Presidente del Congreso, Senado, Corte Suprema, Tribunal y tenemos la figura de Vicepresidente desde 1991. Los títulos corporativos de algunas compañías que han querido caracterizar su posición en el triangulo gerencial y para no llamarse gerente general se denominan presidente, uno de los más emblemáticos fue Nicanor Restrepo Santamaria dentro del grupo empresarial antioqueño.

Para Ortega y Gasset el estadista es incomprendido porque se ocupa con las cuestiones de largo plazo y toma decisiones impopulares a corto plazo, en cambio un Presidente se preocupa de los resultados inmediatos de sus acciones. Hemos pasado por 8 años de un proceso de larga duración, que de seguro necesita más de un estadista que de un presidente.