Por: Francisco Galvis Ramos
Se sostiene que el “El arte de la Guerra” fue escrito por Zun Tsu hacia el siglo VI A.C. Se trata de un texto de apreciada factura literaria sobre la estrategia y la táctica miliar, cuyos conocimientos han sido transvasados a otros ámbitos de la actividad humana, como dijéramos la vida de los negocios, la política y el poder.
Aparte de aquel libro tengo por ahí otros dos de veras iluminantes cuya lectura convendría a tanto ‘estadista’ y ‘empresario’ que anda suelto entre mamolas, morcillas, longanizas y mermeladas.
A cualquier efecto, estrategia es todo proceso graduable de movilización de recursos y decisiones destinados a lograr un fin exitoso y táctica es aquella maestría con que se ordenan las cosas con miras a la consecución del fin. La estrategia es el qué y la táctica el cómo. Y ¿cuál es el fin, sino la idea de negocio, de sociedad, de Estado que concebimos en la mente creadora? Todo está en la mente y nada cae del cielo salvo la vida y la muerte.
Del mismo modo que Maquiavelo, Mao, Napoleón y otros que en sucesión han aprovechado las milenarias enseñanzas de Zun Tsu, por cuya merced obtuvieron riqueza, fastos, laureles, así también convendría al resto de mortales extraer de allí algunas competencias para ir por estos pagos sin trompicar demasiado.
A diferencia de deportistas y mariscales famosos, quizás sean los políticos quienes menos sepan de estrategia y táctica. De ahí tanto sonado fracaso que, trascendiendo lo personal –y que fuera solo eso maldita sea-, arrastra en la caída la ventura colectiva. El despanzurramiento que vivimos algo y mucho dice de ello.
Desde todo punto de vista resulta desaconsejable delegar la estrategia en agentes publicitarios, asesores de imagen y periodistas de cabecera. Sencillamente y en general porque no tengan los precisos conocimientos, aunque habrán de ser tenidos en cuenta para la ejecución de ciertas tácticas. La estrategia es a la causa, a los principios, lo que la táctica es a los medios, a la mecánica.
Pero bueno, quien mejor nos acerca a la comprensión de los términos es Mario Benedetti en su inmortal poema:
“Táctica y estrategia
Mi táctica es
mirarte
aprender como sos
quererte como sos
mi táctica es
hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible
mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en vos
mi táctica es
ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos
no haya telón
ni abismos
mi estrategia es
en cambio
más profunda y más
simple
mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
por fin me necesites.”
Tiro al aire: mientras que en el Partido Uribe Centro Democrático hay la idea, pueblo, estrategia y táctica, en los demás solo hay morcilla y mermelada.