A siete días de que termine la segunda cuarentena obligatoria y preventiva, el presidente Iván Duque adelantó su decisión satisfaciendo la expectativa por su continuidad, aparentemente sin mucha variación. A quienes han estado expectantes por la continuidad de la cuarentena de manera inteligente, creativa, productiva y competitiva, les hizo el anuncio que los sectores manufacturero y de la construcción tendrán que cumplir con unos protocolos para que puedan volver a producir.
El Presidente de la República había dejado entender que sería una cuarentena con mayor apertura a la productividad, lo cual ha generado críticas en algunos sectores política e ideológicamente no afines. Pero, al mismo tiempo, había despertado cierta esperanza entre empresarios y comerciantes, además de trabajadores independientes y asalariados, que necesitan producir para subsistir, porque no todos están animados a seguir siendo objeto del asistencialismo estatal y/o de la solidaridad social.
En todo caso, la expectativa polarizadora seguirá girando en torno de quienes critican la terminación del período de aislamiento absoluto -porque dicen que temen el incremento de enfermedad y de muerte por coronavirus- y quienes también, obviamente, temen enfermedad y muerte, pero con el agravante de la llegada de la muerte por hambre. Y a ello le agregan una crisis social estimulada por la improductividad, la quiebra de empresas y negocios, el desempleo y el hambre, en todos los sectores socioeconómicos, no sólo en los más desfavorecidos.
Por esa expectativa polarizadora, con evidentes tintes oportunistas y populistas, el Presidente insistió en que “no es tiempo de egoísmos ni de oportunismos, ni para debates de carácter político o ideológicos. Debemos unirnos para defender el país en esta coyuntura. Las diferencias políticas que vengan después”.
El presidente del Grupo Empresarial Tax Individual, Fabián Quintero Valencia, es de los que está de acuerdo con el aislamiento inteligente, productivo y competitivo, teniendo en cuenta todas las medidas de seguridad sanitarias que se han aprehendido en medio de la pandemia del Covid-19.
Fabián Quintero cree que es necesario que haya reactivación inteligente de las actividades sociales y económicas, pues, en su caso, representa a 5.700 taxistas y sus familias, de los cuales sólo 2.500 siguen trabajando, pero con un 90% de improductividad, porque sólo pueden transportar a quienes están dentro de las 34 excepciones que plantea el Decreto Legislativo 457 del 22 de marzo de 2020.
Quintero Valencia explica que muchos de los conductores debieron entregar los taxis, lo que los ha dejado, además, sin vinculación a la seguridad social. Por eso, agradece el subsidio de desempleo que están entregando las cajas de compensación familiar, pero espera que igual sea para los que aún no han entregado sus vehículos porque, también, están desempleados sin poder hacer uso de ellos.
El Presidente del Grupo Empresarial Tax Individual está de acuerdo con que la salud es lo primero. Pero dice que hay que pensar, también, en el agotamiento social. E insiste: “hay personas que viven del día a día y los auxilios estatales tienen su límite. Por eso hay que empezar a trabajar, buscando cómo cuidarnos de manera segura y cómo dinamizar la economía sin riesgos”.