Honestidad, honra, moral y dignidad, sinónimos de justicia y de Ramiro Marín Vásquez

Por:

Mauricio Zuluaga Ruiz

El pasado 29 de agosto de 2008, el Fiscal Ramiro Alonso Marín Vásquez, presentó su renuncia ante el Fiscal General de la Nación, Mario Iguarán, como Jefe de la Unidad de la Fiscalía ante la Corte Suprema de Justicia por sus profundas discrepancias ante la decisión en segunda instancia del Vicefiscal General de la Nación Guillermo Ignacio Mendoza Diago en el proceso del ex senador Mario Uribe Escobar.

 

El Fiscal Marín había recabado suficientes pruebas para solicitar la medida de aseguramiento con detención preventiva para el primo hermano del Presidente Uribe, el Senador Mario Uribe el 21 de abril de 2008. No obstante los avances del proceso en la providencia en primera instancia del Fiscal Marín, que contempla un expediente de diez cuadernos, ocho discos compactos con más de veintiséis horas de grabación y otros veinticinco cuadernos anexos no fueron suficientes y no obstante el Vicefiscal Mendoza revocó la providencia de primera instancia del Fiscal Marín y dejó en libertad al ex congresista el pasado 19 de agosto, desprestigiando con calificativos injustificados que rayan con la autonomía ética y funcional al fiscal de primer grado.

 

Según la carta de renuncia del propio Fiscal Marín y una carta enviada por él mismo a la Revista Semana, algunos medios de comunicación, basados en “fuentes de la Fiscalía”, difundieron la noticia que la revocatoria de la medida de aseguramiento se habría facilitado deliberadamente dada la fragilidad de la investigación y de la providencia de primera instancia del Fiscal Marín contra el ex senador Uribe. De lo anterior, resulta indignante que los medios se presten para lanzar juicios de valor en contra del superfiscal Marín y más aún, fundados supuestamente en fuentes de la Fiscalía.

 

Sumado a lo anterior, resulta preocupante que el Fiscal General de la Nación le haya aceptado la renuncia al Jefe de la Unidad de la Fiscalía ante la Corte Suprema de Justicia y por el contrario haya guardado un discreto silencio ante la providencia del Vicefiscal Mendoza y como si nada nombre reemplazo del Fiscal Marín, como si se tratase de un impasse administrativo y no de un proceso de fondo que guarda relación directa en las investigaciones por la parapolítica en el país. Lo anterior muestra el alto riesgo que puede correr la independencia de la justicia en el país y sobretodo en los procesos de la parapolítica.

 

Preocupa que el caso del ex senador Mario Uribe, que ha sido la razón principal de la agitada pelea entre el presidente Álvaro Uribe y la Corte Suprema de Justicia, haya terminado rompiéndose por el lado más débil y haya acabado con una vida al servicio de la rama judicial en Colombia.

 

Atrás quedaron los treinta y un años del Fiscal Marín al servicio de la justicia colombiana, los once últimos en la Fiscalía y con una intachable hoja de vida. No se quiere poner en tela de juicio la decisión del Vicefiscal Mendoza, pero no es la primera vez que desde este despacho se genera un ruido irascible cuando los asuntos afectan al Presidente Uribe, sus familiares o sus más cercanos colaboradores.

 

Finalmente queda latente que al renunciar el superfiscal Marín, el Fiscal General de la Nación Mario Iguarán tendrá que definir si acusa al ex congresista Uribe por el delito de concierto para delinquir o si por el contrario y como se presume acontecerá, archiva la investigación por vínculos con la parapolítica al primo del Presidente Uribe, Mario Uribe.

 

Por fortuna, honestidad, honra, moral, dignidad e independencia de la justicia son sinónimos de Ramiro Marín Vázquez.