Por: Alfaro García
En tauromaquia, la suerte de banderillas permite reanimar y avivar al toro sin reducirle su bravura clavándole por lo menos dos pares de arpones, decoradas con relucientes colores para imprimirle alegría a la “fiesta brava” mientras suenan alegres pasodobles, éstas entran en lo alto del morrillo provocando un sangrado que alebresta a los abonados.
Esta dolorosa descripción me permite hacer parodia con el proceso que se viene dando del referendo reeleccionista ya que, en esta fiesta de la democracia cada vez encontramos más ciudadanos indiferentes a la clase política y somos los políticos los responsables de la tormentosa realidad que vive el pueblo Colombiano, debido a las promesas por cumplir; mientras se aplican más impuestos y bajo la ficticia emergencia social, se le quita a los más pobres la posibilidad de los mínimos servicios dignos de la Salud, entre tanto los áulicos del gobierno aplauden y gritan vivas al inquilino de la casa de Nariño.
El cartel taurino, presenta al señor del Ubérrimo con tres ejemplares de la Hacienda la Carolina de propiedad del matador, en donde se lidiará a informante, Corte Suprema y Democracia.
En la monumental plaza “seguridad democrática” suenan clarines y timbales en el paseíllo inicial, el experto y triunfador torero vestido con traje de luces azulgrana es acompañado por su cuadrilla que encabeza el más antiguo peón de confianza don Santos con traje rojo bermejo en honor a las madres de Sohacha y seguido por el joven Arias, también llamado el robín Hood de los ricos, con traje azul, aunque se le ve con unas tallas de más, y cierra el paseíllo el picador Sierra Porto que monta un hermoso caballo llamado “corte constitucional” y en el callejón está atento el mozo de espadas Obdulio.
Con el toro “informante”, los primeros lances están adornados por verónicas, y con hermosas chicuelinas lleva al toro a la suerte de varas, luego en la suerte de banderillas, el veterano torero, que ha triunfado los últimos siete años, es quien espera al toro en el centro de la plaza con banderillas adornadas y los colores de la bandera de Antioquia en lo alto, al son del pasodoble, su garbo enloquece a los abonados; al embestir “informante”, los rehiletes quedan mal colocados, sangrando a borbotones y desluciendo la faena. Pocos aplausos, después de descabellar y tocar tres avisos.
A corte suprema se le indultó.
Por último, al toro democracia, en la suerte de varas el picador montado en “corte constitucional” es aplaudido por corregir los defectos del toro y se da fuerte ovación al montador Sierra Porto; ahora con suaves lances y elegantes naturales, podrá democracia ser indultado y sobrevivir a la suerte de espadas.
En las afueras de la plaza los antitaurinos agrupados en la ONG: Ánimal Right Wath, rechazan los vejámenes propinados a los toros, sin embargo se muestran satisfechos de que dos toros hayan sobrevivido a la fiesta, corte suprema y democracia.
Y por primera vez, medianamente comprueban la invitación pública “ir a la plaza para que el toro viva”.