Por: Eugenio Prieto Soto
El próximo 22 de julio inscribiré mi nombre como candidato a la Alcaldía de Medellín por el Partido Liberal. A mis amables lectores -permanentes y casuales-, quienes me han acompañado, aportado, cuestionado y difundido de manera generosa todos estos años, les expreso mi gratitud. Los espero en mi blog: eugenioprietosoto.wordpress.com, allí continuaré publicando mis artículos. En este último artículo, trataré brevemente el macroproblema a enfrentar en nuestra ciudad y región metropolitana, la inequidad y el bajo desarrollo humano integral.
La inequidad, entendida como la carencia de las oportunidades que permiten a la población el desarrollo de las capacidades que les posibilitan una vida digna, ha venido creciendo tanto en nuestro país, como en Medellín, a pesar de los logros significativos en disminución de la pobreza y los esfuerzos públicos por cerrar las brechas sociales. La inequidad trae graves consecuencias sociales y humanas que afectan la vida, no sólo de quienes viven en condiciones de precariedad sino del conjunto de la sociedad en términos de competitividad, convivencia, integración y seguridad.
Por razones económicas y sobre todo políticas, gobiernos nacionales y municipales en todo el mundo, incluidos los de muchos países desarrollados, se muestran altamente preocupados por la creciente inequidad en sus territorios. Para mí, no se trata solo de razones económicas y políticas, también de profundo significado social, en términos de lo que representa como resultado de nuestra capacidad colectiva por conseguir justicia social y acceso a la vida digna para todos.
Ello es así, porque aunque se disminuya la pobreza, la inequidad puede aumentar y, de hecho, esto es lo que ha sucedido en nuestra ciudad, que es calificada como la ciudad más inequitativa del país más inequitativo de América Latina, a su vez, la región más inequitativa del mundo. Veamos. En Medellín, pareciera paradójico que aunque se ha mantenido la tendencia a reducir la pobreza -pasó del 19.2% 2011 al 14.7% en el 2014 y la pobreza extrema, pasó del 4.0% en el 2011 al 2.8% en el 2014-, el índice más bajo en la historia, se evidencia sin embargo, una mayor concentración de la riqueza -coeficiente Gini pasa de 0.500 en el 2012 al 0.526 en el 2014-.
Según el Índice multidimensional de condiciones de vida -IMCV- aplicado a Medellín -mide condiciones de vida el ser humano: calidad de vida, escolaridad, desescolarización, movilidad, capital físico del hogar, participación, vulnerabilidad, recreación y percepción de calidad de vida-, señaló que las mejores condiciones de vida se dan en El Poblado -Comuna 14-, con un indicador de 75.85%, mientras en El Popular -Comuna 1-, este indicador sólo llega al 32.8%, el más bajo de los 21 territorios de Medellín.
A pesar del compromiso y de los indudables avances que evidencian los informes de la Administración municipal y de los importantes los logros que en capacidad productiva y en desarrollo económico que tenemos como ciudad y región, estos indicadores nos gritan que el desarrollo debe ser redistributivo, social e incluyente.
Transformar esta realidad es el gran reto que tenemos hoy como sociedad. Avanzar en la reducción de las brechas sociales y económicas entre nuestros 21 territorios, entre cada comuna y corregimiento, cada barrio y vereda, es el gran desafío. Convocar y comprometer a todos los actores públicos y privados y sociales en una agenda compartida, en la construcción conjunta de procesos para acordar en forma corresponsable y con la debida solidaridad, la transformación de cada territorio, para lograr más redistribución, más oportunidades para todos, más inclusión, más equidad.