Por: Ramón Elejalde Arbeláez

Los acontecimientos vertiginosos de la vida nacional a veces no dejan hacer un análisis de fondo sobre los temas. En muchas ocasiones pasan desapercibidos hechos que ameritan la atención de la opinión pública. Veamos algunos: El pasado 11 de los corrientes apareció en El Espectador.com la noticia que titularon “Santistas consideran que las Farc están quietas porque les conviene que gane Mockus”. La misma información dice que “Armando Benedetti sorprendió a la opinión cuando dijo que se siente muy ‘extrañado’ con el comportamiento de las Farc en esta temporada electoral (…) Yo creo que a la guerrilla le conviene que Mockus sea presidente y por eso se están comportando (las Farc) de manera pasiva”. ¡Qué horror! El tambor mayor del santismo veladamente reclamando actos terroristas para que así les podamos creer a las Farc que no están con Mockus. Y saber que los colombianos, en su inmensa mayoría, le adjudicamos el arrinconamiento de esa guerrilla a la Seguridad Democrática. ¿Quién me explica lo que busca el santismo con estas desafortunadas expresiones de Armando Benedetti? Las Farc han sido, en los últimos 12 años grandes “electores” en los certámenes presidenciales. Primero lo fueron con Andrés Pastrana en hechos que, por conocidos, no comento. Los abusos del Caguán, los actos terroristas, los asesinatos, especialísimamente el de Consuelo Araujo, catapultaron a Álvaro Uribe en su primera elección. Igual sucedió con la reelección presidencial. Algunos santistas parecen clamar acciones de la guerrilla para que le ayuden a su candidato, tal cual lo está haciendo, con gran despliegue y detestable intromisión, el señor coronel Hugo Chávez. En este episodio también hay algo que merece una explicación: Ver a Chávez y a Uribe empujando la misma candidatura, cada uno a su estilo, es un episodio macondiano.

Desde el año de 1995 existe un mecanismo de la Organización Mundial del Comercio (OMC) que le permite al Gobierno comprar medicamentos sin necesidad de pedirles permiso a los fabricantes. Después de ocho años de gobierno, el presidente Uribe ha decidido invocar dicha norma para importar algunos medicamentos costosos que les permitirán al Estado y a los consumidores ahorrar algo así como 200 millones de dólares al año. ¿Quién me puede explicar la razón por la cual esta medida no fue tomada desde el inicio del Gobierno o de otros gobiernos? Si se hubiera tomado la decisión hace ocho años los ahorros de los colombianos serían cercanos a los 1.600 millones de dólares, dinero que ha ido a parar y a enriquecer las tesorerías de las multinacionales de los medicamentos. Esa plata es toda una fortuna, máxime cuando en los países vecinos han estado aplicando la norma de la OMC e importando medicamentos más baratos. Queda demostrado que la filosofía gubernamental es engordar los bolsillos de los poderosos, en detrimento de los más pobres.

Quién nos explica qué pretende Juan Manuel Santos con la propuesta de adscribir la designación del Fiscal General de la Nación a la Presidencia de la República, realizada apenas un día después de que el ex ministro Sabas Pretelt de la Vega es llamado a juicio y otros altísimos funcionarios quedan en capilla por el proceso conocido como la yidispolítica. Como mínimo fue una propuesta inoportuna y equivocada.

Juan Manuel Santos le propuso este viernes en Bogotá a las madres comunitarias fijarles un sueldo y reconocerles otras justas reivindicaciones. ¿Y eso por qué no se hizo cuando él fue ministro de tres presidentes?

Con gran despliegue nos dijo la prensa nacional esta semana que existen “Departamentos y municipios que cumplieron la tarea contra la pobreza”. Los departamentos seleccionados por cumplir sus metas contra la pobreza mediante la Estrategia Juntos, del programa de Acción Social y Colombia Líder fueron los gobernadores de Casanare, Iván Flórez Chávez; de Cundinamarca, Andrés González Díaz; de Risaralda, Víctor Manuel Tamayo Vargas; de Tolima, Óscar Barreto Quiroga y de Santander, Horacio Serpa Uribe. Dice la información que en estos departamentos desarrollaron en forma eficiente el trabajo de buscar la disminución de la pobreza en el país. ¿Dónde está Antioquia? ¿Fue un error? ¿No se inscribieron o ya no figuramos? ¿Los programas de Antioquia son más avisos de prensa que realidades? Alguna explicación merecemos los antioqueños.