Por: Edwin Alejandro Franco Santamaría
El pasado domingo se llevó a cabo la segunda vuelta presidencial, en la cual resultó ser electo presidente de Colombia, Iván Duque. Como se pronosticaba, la cantidad de electores que fuimos a las urnas fue muy similar en número a la del 27 de mayo cuando se llevó a cabo la primera vuelta para elegir presidente de la república, y aunque es muy difícil saberlo, los cálculos que también se hicieron en torno a la dirección que tomarían los votos de Sergio Fajardo, pudieron ser acertados: un número mayor de ellos debe haber optado por la opción de Gustavo Petro, otra cantidad cogió para donde Iván Duque y otro porcentaje se inclinó por el voto en blanco.
Sin lugar a dudas las propuestas del ahora electo presidente de Colombia fueron las que lo llevaron al poder: en materia de salud, fue claro en decir que acabaría con las EPS que están mal calificadas y que quedarían las están al lado contrario brindando un servicio de calidad a los pacientes, que las hay, y de paso se terminarían las mafias que tienen el sistema de salud en las condiciones que todos conocemos; en cuanto a educación, es atractiva la propuesta de una jornada única con doble alimentación para los niños; en el plano económico, dijo que bajaría los impuestos a las grandes empresas para incentivar el empleo, cuya falta es otro de las mayores problemas del país; con relación al proceso de paz, propuso hacer unos ajustes sustanciales, que no serían otros distintos a que los cabecillas de las Farc, al menos, antes de llegar al congreso, le rindan cuentas a la Jurisdicción Especial para la Paz, que para hacerse acreedores a beneficios judiciales cuenten dónde tienen sus fortunas, cuáles son las rutas del narcotráfico y sobre todo, que indemnicen a las víctimas, además, es partidario de extraditar a Santrich; en lo que tiene que ver con el narcotráfico, prometió que hacia futuro, no de manera retroactiva, este delito tiene que dejar de ser conexo al delito político y a otros delitos como pretexto para justificar la financiación de cualquier actividad delincuencial y por tanto amnistiable; es partidario de la erradicación forzosa y no voluntaria de los cultivos ilícitos, pues para nadie es un secreto que en los dos gobiernos de Santos se multiplicaron por 5 ó 6 los cultivos de droga y por ende los negocios asociados a esta actividad; hay otras propuestas que resultan inabarcables en este espacio. Pero lo mejor de todo es que tendremos la certeza de que aun con las deficiencias, que son muchas las que tiene este país, se preservarán el Estado de Derecho, los derechos y garantías fundamentales de los ciudadanos, que la oposición podrá ejercerse y con asiento en el Senado de su principal representante y que un ningún momento se harán experimentos que estamos cansados de ver no funcionan y han llevado a otras naciones al estatismo y por lo mismo a la miseria, el hambre y la escasez. Otra buena noticia es que lo acompañará como vicepresidenta una mujer como Martha Lucía Ramírez, probada en lo público, pues fue ministra en dos veces y también senadora de la república, persona seria y con propuestas atinadas y realizables. Buen viento y buena mar al nuevo presidente Iván Duque y a su vicepresidenta.
En cuanto al candidato opositor debe destacarse la importante cantidad de votos que obtuvo de respaldo a sus propuestas, pues fueron 8 millones de votos los que se decantaron por la opción de Petro, entre los que se destacan ciudadanos, académicos e intelectuales respetables. Sin embargo, fiel a su estilo arrogante, soberbio y megalómano, alcanzó a decir en su discurso en su sede de campaña cuando supo los resultados de las elecciones, que había perdido porque la campaña opositora se dedicó a decir mentiras en torno a él y a sus propuestas. ¡Cómo es de irrespetuoso y nos cree pendejos Petro! Decir que los que no que comulgamos con él ni con sus propuestas es porque nos han llenado la cabeza de cuentos es lo más descarado y atrevido que puede decir. Pero ese es el talante de Petro, desprecia a esa Colombia que no cree en él, que sabemos que es un lobo con piel de oveja. Naturalmente que no me alegro que haya perdido, lo que sucede es que sus propuestas no convencieron a muchos.