Por: Jaime Jaramillo Panesso
Habló el jefe de la delegación gubernamental santista que adelanta los diálogos en La Habana con las Farc-Ep, en una entrevista a Juan Gossain. Por fortuna no tuvo la tutela del Rasputín del régimen, Sergio Jaramillo, en estos asuntos de la violencia guerrillera y la paz.
De la Calle señaló varios puntos, que dichos por una persona de la oposición centro-democrática, serían calificados como la expresión de “un enemigo de la paz”. Así suele hacerlo el Jefe de Estado. Dijo De La Calle: “el proceso está llegando a su fin, por bien o por mal. Sea porque logremos un acuerdo… o por mal, si como está ocurriendo, la paciencia de los colombianos se agota…lo que está ocurriendo es insoportable para los colombianos.” Y agregó más adelante:” tenemos que tener la honestidad de decirles a los colombianos que el proceso de paz está en el peor momento desde que iniciamos conversaciones”.
No podía ser de otra manera cuando el modelo de negociación que desmovilizó al EPL, al M19 y otros grupos menores incluyendo el disidente del Eln que capitaneó León Valencia, el énfasis estuvo en las garantías políticas y sociales, tales como participar en la vida electoral, apoyos económicos y educativos y lo que en ese momento era legal y posible: el indulto y la amnistía. Pero a Santos y sus pazólogos se les iluminó el cerebro al darle a las Farc la capacidad de discutir el modelo político, económico, social y militar de la nación, en lo cual llevamos casi tres años, en un trato de pares, de iguales, que deciden el destino de la República, incluyendo la historia (lo que ya pasó) convocando a un notablato de investigadores, de quienes a esta hora solo son recuerdo.
Por supuesto que De La Calle no calla al decir lo diferente en este proceso: que ahora existen el Tribunal del Tratado de Roma, la Corte Interamericana, los fallos de la Corte Constitucional y un país que exige justicia sin amnistías generales. De allí la aplicación de la justicia Transicional que según el entrevistado “ya las Farc, en un paso que les reconozco, han dicho que están dispuestas a aceptar”. Esta es una noticia de especial importancia. De ser cierta, las Farc en su cúpula, están dispuestas a ser procesadas, a reparar y a decir la verdad judicial, no en el espectáculo de una supuesta Comisión de la Verdad, en la que podría estar el Papa Francisco. ¡De película! Un Papa católico escuchando a los ateos convictos y confesos, marxistas-leninistas-estalinistas, los que nunca han dicho mentiras.
Judicializado el Secretariado, el Estado Mayor y todos los comandantes de bloques y frentes (no incluye a los auxiliares intelectuales del partido comunista, almendrón de la ideología y el espionaje) las penas alternativas se pagarían, según De La Calle, “en condiciones de dignidad, sin rejas ni piyamas rayadas”. Jorge Humberto Botero, Presidente de Fasecolda, propuso en días recientes, una salida factible en este punto: que la pena alternativa sea purgada en Cuba con la protección de gobiernos europeos amigos del proceso que les den inmunidad frente a peticiones de extradición. En esto no podemos equivocarnos: si las Farc entregan las armas, se desmovilizan y aceptan la justicia Transicional, con todas sus consecuencias, se les debe garantizar la no extradición. ¿Los Estados Unidos dándole mordiscos a un acto soberano de un país amigo? Es algo, además, relacionado con Simón Trinidad. ¿En qué cambia la mesa de La Habana si está o no está este señor? Rasgarse las vestiduras porque lo soliciten sus camaradas es un acto de moralismo de vírgenes celestes, porque Trinidad no cambia la correlación de fuerzas y quizás haya rectificado la forma de lucha que lo llevó al presidio.
De la Calle confirma que la prioridad de las Farc es el cese bilateral del fuego. El gobierno está dispuesto a hacerlo antes de firmar el hipotético acuerdo. Pero, según él, no solo de fuego, sino de extorsión, las hostilidades y el narcotráfico, en condiciones de seriedad y verificación. En consecuencia asume como positiva la propuesta del Centro Democrático sobre la necesidad de zonas de concentración, única forma de verificar el cese al fuego y a otras ofertas farianas como el no reclutamiento de menores de 17 años, hasta hoy una mera declaración pública sin forma de constatar.
“La guerra estratégica de las Farc ya terminó y el estado la ganó”, dice De La Calle. Si el Estado ganó ¿por qué se le han dado tantos privilegios como desmontar la seguridad democrática, convertirlas en héroes internacionales y cederles beneficios como el retiro del glifosato? Lo preocupante no es que los guerrilleros actúen desarmados en la política. Lo altamente preocupante es que sigan armados durante diez años, vigilando que se cumplan los seis puntos del acuerdo o que no se sometan en forma real a la justicia transicional.