Por: Gabriel Zapata Correa
Tal vez la mayor sorpresa de las elecciones en Venezuela de este domingo no fue la victoria de la oposición, pues esta estaba cantada por las encuestas desde hacía varias semanas. La sorpresa mayúscula la constituyó la sumisa reacción del presidente Nicolás Maduro y de su incondicional Diosdado Cabello, quienes se anticiparon a manifestar que respetarían el veredicto de las urnas. El tono de sus voces contrastaba con las frases agresivas y amenazantes de una semana antes, cuando anunciaron que no iban a entregar la revolución y que saldrían a las calles a defenderla.
Los analistas y observadores internacionales sostienen que el Ejército debió jugar un papel fundamental, porque obviamente se vería enfrentado al pueblo que expresaba una voluntad de cambio, representada en la mayor votación nunca antes registrada en la historia de Venezuela.
La oposición congregada en la coalición Mesa de la Unidad Democrática (MUD) alcanzó una mayoría calificada de tres quintos en las elecciones legislativas, luego de conquistar 112 curules. Eso quiere decir que el Partido Socialista Unido, Psuv, fundado por el fallecido Hugo Chávez (1999-2013) lograba apenas 55 diputados en la Asamblea Nacional.
Estos resultados tan categóricos obligaron a que el Ejército tomara una decisión. Y en este sentido comparto el criterio de los analistas y observadores internacionales. Desconocer el veredicto de las urnas hubiera conducido al vecino país a un episodio sangriento de consecuencias catastróficas.
¿Qué le espera ahora a Venezuela? El periódico The Wall Street Journal dice en su editorial que Venezuela tiene una nueva oportunidad para «resucitar» después de la victoria de la oposición en las elecciones legislativas.
«No todos los días un estado policial sufre un varapalo en las urnas que le obliga a admitir su derrota. Así que un reconocimiento a la oposición venezolana por haber barrido al Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV)», dice en su editorial.
En el editorial titulado «Esperanza al fin en Venezuela», The Wall Street Journal expresa que luego de 16 años de «gobiernos represores de izquierda», el triunfo de los opositores abre una puerta de esperanza en Venezuela, con lógicas repercusiones en el hemisferio occidental.
Y destaca que un «impresionante» 75 por ciento de los electores salieron a votar presionados por el terrible nivel de vida golpeado por una inflación inatajable, la escasez de alimentos y la elevadísima tasa de homicidios que ha convertido a ese país “en un lugar miserable para vivir”.
«La oposición tiene ahora la posibilidad de mejorar la economía y de restaurar el pluralismo político y su primera tarea debe ser ordenar la liberación de los presos políticos, incluido el líder opositor Leopoldo López», dice el editorial.
The Wall Street Journal sostiene que el nuevo Congreso “debe levantar en forma inmediata los controles de precios para que los empresarios puedan tener un incentivo para producir e importar, y a acabar con los controles de capital y los múltiples sistemas de cambio del Banco Central”.
La MUD prometió elaborar una agenda que arrancará el próximo 5 de enero de 2016, cuando se instale oficialmente la nueva Asamblea Nacional. Esta agenda girará alrededor de los temas económicos, aspectos sociales, la seguridad ciudadana y el “rescate de la democracia”.
Los resultados electorales en Venezuela son históricos. Porque la oposición quedó con un poder que no se esperaba. Controlar las dos terceras partes de la Asamblea Nacional le permitirá renovar el Tribunal Supremo de Justicia, el Fiscal General, Contralor y Defensor y el Consejo Nacional Electoral. Sin embargo los líderes de la oposición consideran que lo más urgente es rescatar la economía y aprobar la amnistía para los presos políticos y los exiliados.
“Esta Asamblea Nacional debe convocar a la unión de la nación, el cambio debe ser incluyente. No venimos a cobrar facturas (…) es momento de trabajar para recuperar la institucionalidad de nuestro país y el mandato del pueblo fue claro: sacar al país de la crisis social y económica”, dijo Henrique Capriles. Como se ve, la esperanza renació en Venezuela. La democracia le depara un mejor futuro.