Foto: conmarcapropia.com

Por: Rodrigo Maya Blandón

Cuando la estupidez, parapetada en el fanatismo (político o religioso) ocupa los mas altos cargos de un país, suceden cosas tan absurdas, que un ser racional se niega a creer que eso esté pasando realmente. En Colombia está pasando: SE ESTÁ POLITIZANDO EL SERVICIO DE SALUD.

Una cosa absurda, sucedió en plena pandemia del Covid19, cuando altos funcionarios del Estado colombiano y el partido político que los apoya, pusieron el grito en el cielo y soltaron a su jauría de fanáticos, a trinar denuestos contra el alcalde de Medellín, porque éste les pidió a varios países que si lo apoyaban con brigadas médicas, en caso de necesitarlo en el futuro inmediato.

La airada protesta no se dio por la petición del alcalde, sino porque en los países a los que les solicitó el posible apoyo, estaba Cuba, país socialista y sus médicos podrían inocularles a los pacientes paisas el virus del comunismo.

Politizar los servicios de salud, es una estupidez que nos avergüenza ante el mundo civilizado. Y se hizo y lograron su objetivo. Los médicos cubanos, no serán llamados ni a Medellín, ni a Colombia aunque se consideran los mejor preparados de América Latina. Y no los van a traer a prestar sus servicios por falta de conocimientos científicos sino por motivaciones políticas: son de un país tan socialista como China y Colombia le compra a China la dotación de las UCI.
¡Incoherencia increíble!

Para demostrar que los servicios de salud no se deben politizar por ningún motivo, les comparto un texto de la escritora Colombia Montoya de Martínez, donde nos muestra la grandeza y rectitud de un médico liberal, de las mas reconocidas capacidades científicas: LUIS ZEA URIBE, nacido en Titiribí el 29 de agosto de 1872.

Doctor Luis Zea Uribe

Dice doña Colombia, refiriéndose al médico, LUIS ZEA URIBE, representante a la Cámara en 1925: “Una de sus más señaladas intervenciones públicas, fue aquella en la cual interpeló al Señor Ministro de Gobierno con motivo de las medidas tomadas para impedir la reunión del Congreso Protestante en la ciudad de Medellín por el año de 1925. En aquella memorable ocasión, su verbo sancionó la actitud intolerante desde la Cámara de Representantes a la cual pertenecía, con la elocuencia tribunicia que lo caracterizaba.

Fue excomulgado en Bogotá por el Arzobispo Bernardo Herrera Restrepo debido a sus ideas liberales avanzadas y por dedicarse, entonces, a los estudios de la astronomía y el Espiritismo.

Un hecho trascendente tendrá lugar después: La madre del obispo de Bogotá, enferma gravemente y siendo desahuciada por los médicos de la localidad, aquellos le sugieren, como última esperanza, que tome los servicios del Doctor Luis Zea Uribe. Debido a la inminente gravedad de la enferma, acude el obispo ante el prestigioso galeno, «su excomulgado», QUIEN GENEROSAMENTE SE COMPROMETE A ATENDERLA, fijando algunas condiciones: Se le dejará seleccionar el personal que intervenga en la operación y los alimentos de la paciente serán elaborados en casa suya.

De esta manera quería evitar cualquier riesgo de atentado contra la enferma, que pudiera comprometerle.
La intervención quirúrgica resulta exitosa y la paciente se recobra, por lo cual el obispo muy agradecido y conmovido ante la grandeza del alma de este barón, le ofrece además del pago de sus honorarios, también levantar aquella excomunión, a lo cual el Doctor Zea responde: «Nunca he pensado cobrar un centavo a su Señoría y en cuanto a la excomunión, por favor, no me la quite, que es lo único que tengo».

Nota: El médico Titiribiseño, LUIS ZEA URIBE, fue el galeno que atendió, en su lecho de muerte, al General Rafael Uribe Uribe, asesinado en 1914, en Bogotá.