Por: Balmore Gonzalez Mira
No voté ni acompañé a Federico como candidato a la alcaldía de Medellín, mi único contacto con él hace dos años, fue en el programa en radio Red de RCN donde estuve por más de tres años. Se le entrevistó en varias oportunidades en su condición de aspirante al primer cargo de la capital antioqueña por su movimiento Creemos. Su sorpresivo triunfo se enmarcó dentro de lo que en política se ha denominado como palo, para la clase política y dirigente. Lo anterior como introito, para descartar aquello de que después de los triunfos aparecen siempre nuevos respaldos.
Con el inicio de su gobierno la ciudad estrenó un nuevo estilo, un gobernante abierto y frentero, pero respetuoso. Un alcalde que comenzó a ponerle el pecho personalmente a los problemas de la ciudad, que salió de su despacho y que mantiene su contacto con la comunidad. Asumió todos los riesgos de desgaste de su capital político, enfrentando como primera autoridad de policía el tema de la seguridad, el más álgido y de mayor preocupación (percepción) de la ciudadanía. No se ha encerrado ni ha mandado a subalternos a atender estos temas. Y puede que no bajen porcentualmente y de manera significativa los hechos delictivos en una sociedad cada día más descompuesta, pero hay un alcalde que cumple con el mandato Constitucional y así lo siente la mayoría ciudadana. Este alcalde empezó a construir sobre lo construido, reconoció lo bueno de su antecesor cuando fue meritorio, y cuando le ha tocado salir a contar la verdad, lo hace sin ambages, como en el oscuro caso de Parques del Rio. Su claridad la asociamos con transparencia y respeto a la ciudadanía. Federico es un ser humano sin cascarones, coloquial, cercano y hasta dicharachero. Un bacán y un berraco (léase valiente) como dicen los muchachos.
El ejercicio de gobernar cada día es más complejo, las redes sociales hoy, se han convertido en un elemento de control a los desafueros y desaciertos de quienes ostentan el poder. El control ya no es solo de los organismos estatales y jueces (cuestionados por demás), por los medios de información y por la oposición en el control político, sino que, como un control social mediático, necesario e interesante, las redes sociales lo hacen cuando se ejercen con responsabilidad, pero dañino y destructivo cuando no es así. En una comunidad tan demandante hace más ruido la presencia de un hueco en una vía que haber tapado otros 500. No es noticia solucionar el problema de vivienda de 100 familias, sino las de dos o tres a las que no les han podido evacuar en una zona de alto riesgo porque no hay para donde llevarlas. Dice un viejo adagio de la vida pública, que es tan ingrato el ejercicio de gobernar, que muchos de los administrados no recuerdan las 99 acciones positivas que ha hecho el gobernante, como sí, cuando no ha podido hacer la número 100.
No son gratuitos los reconocimientos ciudadanos a Federico y muchos más se le avecinan para 2018, cuando las inversiones comiencen a ser perceptibles visualmente por la comunidad. Lo proyectado presupuestalmente para el próximo años son 5.2 billones para seguir dándole a la ciudad el estatus que se merece, para que Medellín continúe destinando parte de este presupuesto a modernizarse a través de la ejecución de los proyectos del plan de desarrollo. Estos recursos dinamizarán la economía de la ciudad y generarán miles de empleos directos e indirectos que con seguridad, al lado de los recursos de inversión de EPM y otras entidades, harán que la capital tenga un mejor panorama para el cierre exitoso de su gobierno.
Hay actos y decisiones de los gobernantes que por encima de cualquier otra consideración tienen que tomarse y por ello Medellín está feliz y se siente interpretada por su Alcalde, cuando tomó la decisión de desmontar uno de los mayores adefesios (des) arquitectónicos construidos en la ciudad, las mal llamadas pirámides de la avenida oriental, convertidas en una vergüenza nacional y en un ejemplo del esperpento jamás a imitar. Mientras tanto nos preguntamos ¿Cuándo conoceremos las investigaciones de los órganos de control por los costos de las pirámides de la oriental y su desmonte y el detrimento patrimonial y ambiental causado a la ciudad y cuánto de ello se logrará recuperar?