Por: Rodrigo Pareja
Para el banquete del cual habrán de hartarse los ciudadanos el próximo 25 de octubre, ya quedó la mesa servida y bien especificado el menú, aunque éste incluya viandas que según algunos expertos en esto de cocina electoral, resultan difíciles de digerir.
No obstante que para la consumición final faltan todavía ochenta y nueve días, algunos de los cocineros que contribuyeron a la elaboración de los diferentes platos creen que todavía pueden producirse cambios sustanciales en la carta presentada hasta ahora.
Como ocurre a veces en la vida real, también en estos ajetreos políticos suelen descubrirse a última hora productos en malas condiciones que obligan a su retiro de las bandejas ya dispuestas, bien por caducidad, descomposición, exceso de frío o cualquier otro factor que no haga recomendable su ingestión.
Lo cierto por ahora es que hay en este menú ocho llamativos componentes que atraerán seguramente el apetito de los hambrientos invitados, miles de los cuales acudirán a la mesa central y otros tantos a las que han sido colocadas en la periferia.
Traducido lo anterior al duro asfalto, se está hablando de cinco aspirantes a la silla que hoy ocupa Aníbal Gaviria como primera autoridad de Medellín, y de otros tres que quieren sentarse en la que calienta Sergio Fajardo como mandatario de los antioqueños.
Los primeros son — por orden de inscripción para no herir susceptibilidades — Juan Carlos Vélez, del Centro Democrático aunque vendería más si se le definiera como el candidato del uribismo; Alonso Salazar, quien ya conoce la misma silla a la que vuelve a aspirar; Federico Gutierrez, apoyado en rúbricas de esas que a nadie se le niegan; Eugenio Prieto, ex gobernador y ex senador, quien al cabo de los años, sin cable y sin red por si se cae, aspira a pasar de un piso 12 a otro piso 12 en el sector de la Alpujarra, y Gabriel Jaime Rico, quien sin querer queriendo pretende hacer realidad aquello de “los últimos serán los primeros”.
Los otros tres que van por la gobernación del departamento, son Federico Restrepo, candidato del régimen fajardista; Luis Pérez Gutiérrez, ex alcalde de Medellín, no cuestionado en firme por ninguna autoridad pero quien lleva como pesado bacalao a cuestas la inquina y la envidia de muchos, y Andrés Guerra Hoyos, producto del “mago” Alvaro Uribe quien lo sacó de su chistera a última hora para reemplazar a la bella defenestrada Liliana Rendón.
Estos son los platos fuertes ya servidos y anunciados, con los cuales habrán de hartarse miles de comensales, aunque a decir verdad apenas poco un más del cincuenta o sesenta por ciento de ellos tendrán el ánimo de acercarse a lo ofrecido, si se tienen en cuenta las más recientes cifras de inasistencia.
Esta clase de convites populares hace rato están desprestigiados en el país, no convocan ni provocan, pero al final de cuentas todo el banquete resulta consumido, aunque a muchos, pasada la digestión, les dé náuseas y se reprochen haber aceptado cuanto les ofrecieron.
El 25 de octubre próximo en horas de la noche se sabrá por fin quienes van a suceder a Anibal Gaviria en la alcaldía de Medellín y a Sergio Fajardo en la gobernación de Antioquia, y para entonces habrá miles de comensales celebrando con alegría, en contraste con otros tantos a quienes les caído mal la comida.
Los encargados de aportar y preparar la comilona del 25 de octubre, en una aparente réplica de los cansones seriales de Master Cheff, tienen también pensado como posibles sorpresas para los que acudan cenar, unos platos combinados a última hora porque de acuerdo con expertos la mezcla puede ser más nutritiva y contener mejores proteínas y calorías.
Como es apenas natural en ágapes de esta naturaleza, no podrán faltar los postres, esta vez representados por cientos de productos todas las tallas y colores, con el deseo in péctore de convertirse más adelante, algunos de ellos, en los platos principales y llamativos del próximo banquete al cual se invite.