Agencia Virtual de Prensa -AVP-. El movimiento “Conservadores de Vida”, orientado por el senador Juan Diego Gómez Jiménez y el representante Nicolás Albeiro Echeverry Avarán, une su voz a todas las que han venido pidiendo consciencia social y ambiental para que este año sí se cumpla con el compromiso de no quemar pólvora.
“Ni este lunes, 30 de noviembre, cuando suele recibirse con alborozo la Navidad, ni otro día de diciembre, cuando tradicionalmente se hace uso de la pólvora en las celebraciones navideñas”, afirma Echeverry Alvarán.
El “Econgresista” antioqueño recuerda que la pólvora es nociva para la humanidad porque sus compuestos químicos contaminan el aire y el agua. Remitiéndose a un estudio publicado en la revista científica “Environmental Science and Technology”, afirma que “los gases artificiales liberados durante una explosión de pólvora, como el monóxido de carbono, pueden tardar entre dos y tres días en desaparecer totalmente del aire”, lo que contribuye al aumento progresivo de la polución.
Según estos estudios, los valores promedios de contaminación, consecuencia del uso de pólvora, se incrementan en un 60 y 70%, y los índices de concentración de partículas PM 2.5, las mismas que han generado los episodios ambientales en el Valle de Aburrá, también aumentan de manera perjudicial para la salud humana, según la Organización Mundial de la Salud.
Pero si el cuidado del medio ambiente sigue siendo una trivialidad para mucha gente, el “Econgresista” conservador recurre a la sensibilidad que los animales generan.
Echeverry Alvarán -autor del Proyecto de Ley que busca evitar el maltrato animal con la utilización de elementos que les produzcan daño mediante laceración, mutilación o muerte en espectáculos públicos, y muy cercano a la aprobación de la Ley 1774 de 2016, que califica a los animales como seres sintientes- espera que la consciencia del daño que la pólvora les hace a los animales gane la partida este 30 de noviembre y durante las festividades de navidad, de fin de año y de año nuevo.
“Las aves, que son tan sensibles a los ruidos, suelen morir infartadas con las explosiones y, también, suelen abandonar sus nidos y sus polluelos; los perros y los gatos son igualmente sensibles, y si no mueren, sí sufren demasiado con las detonaciones, terminando con fracturas o mutilaciones intentando esconderse, o atropellados y perdidos en su huida del ruido, que para ellos es cuatro o cinco veces la intensidad percibida por los humanos”, explica Nicolás Albeiro Echeverry.
El movimiento “Conservadores de Vida” invita a disfrutar la navidad con alegría, convencidos de que la pólvora no es sinónimo de alegría y sí de dolor y tristeza por su letalidad, tanto para los seres humanos como para los animales domésticos y silvestres.