Por: Daniel Largo.
En el tablero de la justicia colombiana, la fiscalía es la pieza clave, moviéndose entre la investigación de delitos, la acusación de infractores y la defensa de los intereses de la sociedad. Su autonomía, fundamental para el Estado de Derecho, se enfrenta a la urgencia de elegir un nuevo líder.
Más allá de ser un mero acusador, la fiscalía tiene la tarea de salvaguardar los derechos humanos, coordinar la policía judicial y ser el pilar esencial para la justicia y seguridad ciudadana.
Con el período de Francisco Barbosa llegando a su fin, la necesidad de un sucesor se manifiesta como una urgencia innegable. La propuesta de la vicefiscal Martha Mancera, aunque plausible, no resuelve la necesidad de un liderazgo estable y robusto, además que arrastra serios indicios de corrupción y protección a criminales como lo denunció el periodista Daniel Coronell en días pasados.
En este orden de ideas, las críticas de la Fiscal Angélica Monsalve hacia Mancera y Barbosa no hacen más que arrojar sombras sobre la integridad de la justicia colombiana. En este escenario, la elección del próximo fiscal debe ser una decisión cuidadosa y transparente para no perder la confianza en la institución, aunque, y esto debe quedar claro, la decisión no debería tardar mucho tiempo, es imperativo para la Nación que este cargo no quede en interinidad.
Las dos personas más inmorales que he conocido en mi vida son Mancera y Barbosa, y como si fuera poco, jamás me hubiera imaginado, que estas dos personas, fuesen los dos funcionarios imágenes visibles de la justicia colombiana.
Lo que me hace pensar, que en este país, todo…
— Angelica Monsalve Gaviria (@alazamo123) January 21, 2024
En el contexto de datos clave sobre la elección del nuevo fiscal, vemos un juego político complejo, lleno de aplazamientos y votaciones que parecen más propias de una obra teatral que de un proceso judicial.
El fiscal saliente, acusado de tener un papel más político que judicial, es señalado como el brazo ejecutor de la derecha, ajustando su enfoque según la tendencia política del implicado. Frente a Uribe, buscó absolución; ante las chuzadas en la casa de Nariño y Nicolás Petro, actuó con celeridad sorprendente.
Colombia, inmersa en desafíos, clama por una fiscalía fuerte y comprometida. La elección del nuevo fiscal no es solo una responsabilidad legal, sino un paso crucial para mantener la integridad y eficiencia del sistema judicial en la búsqueda perpetua de la justicia y el Estado de Derecho. ¿Será capaz el próximo líder de sortear este complicado juego de poder y llevar a Colombia hacia una era de justicia verdadera? La incertidumbre persiste, pero la necesidad de una fiscalía fuerte es ineludible.
Palabras clave: Elección Fiscal General, Justicia en Colombia.