Rodrigo Pareja

Por: Rodrigo Pareja

Hoy faltan266 días para que se produzca el relevo en los poderes regionales el próximo 25 de octubre, y aunque a algunos les parezca temeraria la siguiente afirmación, puede decirse que el asunto está casi cocinado y que salvo una mayúscula sorpresa bastante difícil de producirse, entre los nombres mencionados hasta el momento están los de los nuevos gobernantes.

Claro que en esa nómina de pre candidatos hay bastantes que no tienen ninguna opción de acceder a los pisos 12 de la Alpujarra, y algunos de ellos a estas alturas del proceso parecen estar desempeñando el jocoso papel que en las décadas de los cincuenta y sesenta encarnaba el doctor Gabriel Antonio Goyeneche.

Como dice el refranero popular “al que le caiga el guante que se lo chante”,   y que cada cual de quienes fungen ahora como aspirantes a la gobernación y la alcaldía analicen y evaluén en su fuero interno si de verdad están o no emulando al pintoresco personaje que a  mediados del siglo pasado era el hazmerreir de los colombianos.

Cuando en el párrafo de entrada se escribe que el asunto está casi cocinado, la afirmación se sustenta en el hecho de que hay dos grandes electores que  tienen en sus manos la elección de los nuevos gobiernos regionales, y es muy probable que el sustancioso botín se lo repartan cincuenta y cincuenta.

Esos tales no son otros que el actual gobernador, Sergio Fajardo y el ex presidente, Alvaro Uribe, capaces por sí solos de obtener un triunfo cada uno tal como está el panorama actual, el primero a escala departamental y el segundo en la órbita municipal.

Desde hace años la repetida cantinela del mandatario seccional de no ser “uribista ni antiuribista” parece que le va a redituar en los próximos meses,  y que la alianza que tantos temen por su solidez y casi imbatibilidad, la de Fajardo y Uribe, se va a concretar para llevar a Federico Restrepo a la gobernación de Antioquia y a Juan Carlos Vélez a la alcaldía de Medellín.

Dos grandes electores, o dos barones electorales o dos ´pderosos caciques, como quieran llamarlos según el grado de simpatía o desafecto que se les tenga, forman una llave que hablando en términos hípicos,  podría denominarse fija e imperdible.

Todo lo afirmado en esta nota es la percepción desapasionada y no comprometida del autor, basado en realidades que hoy parecen ser y mañana pueden haber desaparecido, aunque resultará bastante difícil — por ejemplo – negar que los dos grandes electores de este departamento tienen actualmente la sartén por el mango.

Una eventual y no descartada victoria de ellos en el ámbito regional, copando gobernación y alcaldía, les allanaría y reforzaría el camino en el 2018, a Fajardo  para consolidar sus nunca desmentidas ambiciones presidencialistas y al ex presidente Uribe para desquitarse de su hoy archi enemigo, Juan Manuel Santos y del casi seguro candidato suyo a la sucesión, Germán Vargas Lleras.

Para los demás que se mencionan como aspirantes a la gobernación o la alcaldía el panorama no es muy halagador, debido a la fragmentación de sus colectividades, a la falta de verdaderas fuerzas con peso electoral o, en últimas, a su poco reconocimiento y su carencia de ejecutorias que los validen y respalden ante la opinión pública.

No obstante lo anterior, hay que mencionar a algunos que podrían tener cierta opción aunque al día de hoy su triunfo  podría considerarse una sorpresa: Luis Pérez Gutierrez,  Liliana Rendón o Carlos Mario Montoya para la gobernación,  y Eugenio Prieto, Bernardo Guerra o Federico Gutiérrez para la alcaldía.

Aunque para algunos pueda ser una herejía, los otros que de alguna forma han sonado o se han auto proclamado candidatos o pre candidatos no pasan de ser unas buenas personas que buscan mejorar sus hojas de vida, o acaso alcanzar algún cupo en la próxima burocracia regional.

Ah, y de nada por el comentario.