Fabio Humberto Rivera 

 

Son muchas las razones para celebrar los primeros 40 años del I.C.B.F en Colombia. El compromiso de sus funcionarios con la comunidad es una de ellas. La atención de más de 5 millones de usuarios en programas de nutrición y de protección, otra. 

 

Cuatro décadas, creando hogares infantiles para la atención de niños menores de siete años, logro que ha permitido a millones de mujeres trabajar y estudiar. Cuatro décadas luchando contra el hambre y la desnutrición en los restaurantes escolares realizaciones que dan fe de la gran labor que en el I.C.B.F ha manifestado en beneficio de nuestra niñez en Colombia.  

 

La creación del programa hogares comunitarios, con más de 80 mil madres comunitarias en el gobierno de Barco, muestra a las claras su capacidad de responder ante las crisis generada por la extrema pobreza que exigía atender a un millón 200 mil niños.  

 

Ante la violación permanente y sistemática de los derechos de los niños responde el I.C.B.F con la creación de centros zonales de protección conformados por grupos interdisciplinarios, con profesionales comprometidos con la niñez y la familia. 

 

Un capítulo aparte es el gran apoyo que miles de instituciones que trabajan con niñez, adolescencia y familia han recibido del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar. 

 

Por supuesto que es muy importante resaltar los aportes extraordinarios y el liderazgo del I.C.B.F en la aprobación del Código del Menor en 1989, convertida en Ley de Infancia y Adolescencia en 2006. 

 

El I.C.B.F y el SENA viven de los parafiscales. El primero con el 3 por ciento y el segundo con el 2,5 por ciento de todas las nóminas. Estas dos instituciones, con unas nóminas muy bajitas y unos sueldos que merecen ser evaluados por el Gobierno, entregan todos sus dineros a la comunidad a través de los diferentes programas de prevención y protección.

 

 Estas dos instituciones tienen el control de la ciudadanía y de la Contraloría. Ambas justifican con creces el mantenimiento de sus parafiscales que el Congreso debe salvaguardar. 

 

Las cajas de compensación familiar recaudan el 4 por ciento de las nóminas, unos tres billones al año, mientras que Bienestar Familiar solo recibe unos dos billones.

 

 Las cajas con dineros públicos se comportan como entidades privadas y no admiten ningún control de la Contraloría General de la Nación. 

 

 Las cajas, que son muy queridas por los colombianos, que prestan extraordinarios servicios, tienen hoy negocios que le son muy rentables, situación que permite abrir la discusión si se les sigue entregando el 4 por ciento, un punto más que el I.C.B.F, o si se les puede disminuir y garantizar solo el 3, y con el punto que se le libera mejorar y aumentar la atención del I.C.B.F o llevar esos 700 mil millones de pesos al sistema de seguridad social en salud.  

 

Las condiciones de Colombia han cambiado. Las cajas de compensación hoy tienen muchas fuentes que las hace autosuficientes, mientras que millones de desplazados necesitan una solución estructural a su problema. 

 

 Queda pues abierta la discusión. Pueden o no vivir las cajas de compensación con el 3 por ciento de las nóminas, como lo ha hecho por 40 años el I.C.B.F?. Pueden o no ceder un punto las cajas de compensación familiar para inyectar entre 700 y 800 mil millones de pesos a la salud, a la atención de los desplazados o al I.C.B.F para restablecer los derechos de millones de niños?. 

 

Feliz cumpleaños ICBF: que cumplas muchos más, porque las familias te necesitan.