Por: Diego Calle Pérez
Después de ser alcalde se dedicó a sus negocios y de vez en cuando escribe una columna que envía a sus amigos en internet. Varios años paso de ser señalado y cuestionado por sus obras públicas que se convirtieron en referentes de ciudad moderna. No acepto cargo administrativo al lado de Uribe, ni de Santos. Es modesto en algunas de sus apreciaciones políticas y no deja ver su talante y su visión en prospectiva de lo que piensa y analiza. Se supo defender de sus atacantes, que lo han difamado en tribunales, más nunca se ha dejado achicopalar de lo que hizo en su administración metropolitana.
Luis Pérez Gutiérrez, no es el hermano del ser dueño de las vacas, como muchos creen. Es un ingeniero Industrial de la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín. Tiene especialización mas no doctorado. Es otro de los tantos muchos ingenieros que ha educado y formado la muy prestigiosa Facultad de Minas. Allí fue profesor de estadística a principios de los años noventa. Tuvo cargos muy representativos como el de ser jefe de Planeación Departamental. Rector de la Universidad de Antioquia y ser Secretario de Educación Municipal cuando ni se escuchaba eso de ser la más educada.
Luis Pérez ha buscado a como dé lugar reencauchar su vida en la política. Ahora tiene aval del partido Liberal y tiene incluso a nombre suyo un movimiento llamado Firmes por Medellín. Algunos de sus críticos más acérrimos le tienen envidia por tener más electores a la hora de votar. Pérez se hizo a pulso y a punta de aguapanela. Valora y trabaja por lo mucho que alcanzo en su vida profesional. No tiene libros en las bibliotecas. Tampoco da charlas en la ESAP y no sale en televida. Ejerce su vida profesional entre negocios y una que otra entrevista radial.
A Luis Pérez lo sacaron a punta de fusil por los lados de la Operación Orión y fue víctima de los paparazzi antojados de chivas noticiosas con unas chicas en las playas de la Guajira. Todo se volvió crítica y burla para el alcalde de turno de ese entonces. Nada nos extrañaba, era lo normal en un país con poca formación ciudadana y política. Los que entraban a gobernar manifestaban sus ansias y sus revanchas con estrategias para opacar sus falencias al entrar a repartir la nueva torta.
Ahora que Luis Pérez vuelve a la política departamental, necesita dejarse orientar por un Hércules, un Zeus o un Orión, para iluminar sus descaches y aumentar sus amigos en las redes sociales tan de moda en la ciudad innovadora. El candidato Pérez juega para la cucarda de futuro empleado del Departamento, al lado de otros que tienen tanta cancha y experiencia en lo público. Es difícil hacer una campaña donde solo se escucha del Ingeniero Pérez como candidato y no como funcionario. Nunca quiso hacer campaña para Senador, ni representante a la Cámara por Antioquia. Su más preciado valor agregado es mostrar sus obras que algunas llamaban faraónicas.
Sus obras fueron el fiel reflejo de su plan de gobierno para tres años. Nadie habla de sus años como rector del Alma mater. Ni tampoco critican de su vida profesional como secretario de un alcalde con apellido de árbol. Cuestionaron la vajilla y la cerveza de un sábado por la noche. Doce años después vuelve a la competencia electoral de un departamento que refleja en sus municipios lo que es Colombia como país de Regiones.
Odiado por algunos, cuestionado por otros, avalado por el partido Liberal y con el apoyo del partido de la U. Luis Pérez, hace parte de ese grupo de candidatos que dicen gobernar, sucediendo al de bluyín sin corbata, y aspirando a superar la brecha dejada por una administración también cuestionada con firmas sin saber quiénes son los que gobiernan a mi lado y quien es mi sucesor.