Por: Jaime Jaramillo Panesso
Argentina ha sido el centro del populismo latinoamericano. No necesitó conocer la etapa del chavismo contemporáneo, que le quedó corto comparado con la tradición y la complejidad de la doctrina del General Juan Domingo Perón, olvidada y arrinconada por los mismos peronistas o justicialistas que, además de anacrónica, se diluye entre las fracciones y matices innumerables de esta corriente que tiene mucho peso a lo largo de la historia política argentina, tan llena de golpes militares y recuperación democrática.
La Casa Rosada, por contraste con la Casa Blanca, recibirá a un huésped que triunfó limpiamente en las elecciones. Nunca quedó claro en la elección de Cristina Fernández viuda de Kirchner, el decomiso de 800 mil dólares que traía un funcionario de PDVSA, transportado en un avión de la misma empresa venezolana y caja menor del Coronel Presidente Hugo Chávez Frías. ¿Cuántos operativos similares alcanzaron su objetivo antes que se cayera la remesa en el aeropuerto de Eseiza?
La conflictiva y desprestigiada era kirchnerista, marido y esposa, sucesivos presidentes de Argentina, estuvo llena de episodios oscuros y tenebroso, como sacados de libretos mafiosos. La muerte del Fiscal Alberto Nisman va de mano en mano de fiscales, pero la esposa y la mayoría ciudadana no se tragan la hipótesis del suicidio. Aún está vigente y caliente el atentado terrorista que planeó el gobierno de Irán y lo ejecutó una célula de Hezbolá contra la sede de la comunidad judía en Buenos Aires, Amia- Asociación Mutual Israelita Argentina, el 18 de julio de 1994, donde murieron 85 personas y quedaron heridas 300. Nisman había investigado este crimen y como resultado encontró razones jurídicas para vincular a la Presidente Fernández. Ella, además, firmó un memorando de entendimiento con el gobierno iraní (2013), para constituir una Comisión de la Verdad que, según opinaban las víctimas, conducía a la impunidad.
El régimen de Cristina de Cristina Fernández armó su propio cuerpo de choque parecido a las milicias chavistas en Caracas o a las SS de los nazis en la Alemania prehitleriana Se denominan los piqueteros, bandas de desempleados, lumpen y cuchilleros al destajo, que enfrentan a los inconformes o a la prensa escrita, impidiendo a la fuerza la circulación de los diarios. El hijo de la pareja Kirchner, heredero del solio presidencial, formó una brigada o banda político-burocrática, La Cámpora, que se encuentra enquistada en el gobierno y en el servicio diplomático. Súmele a lo anterior los graves problemas económicos como el cambiario, la balanza comercial y las pésimas relaciones con los empresarios agrícolas.
Macri no las tiene, por tanto, todas consigo. No podrá hacer milagros, aunque el Papa Francisco sea argentino. Será duro el ajuste que tendrá que hacer internamente en el aparato administrativo y en la corrección del rumbo asistencialista y dadivoso de los fondos oficiales. Los argentinos de las clases populares deberán aprender a trabajar, y no a vivir a expensas del estado, mientras los demás trabajan, producen y pagan sus impuestos. El Presidente Macri deberá afrontar tareas que no le caerán bien a los derrotados peronistas sin Perón. Pero es el momento para que el pueblo argentino deje atrás la magia de Evita y las charreteras oxidadas del General. Macri cambiará la política exterior de su país y con ella quedará más aislado el gobierno de Maduro, comenzará a decaer el sindicato de la internacional chavista y servirá para poner en su sitio a los burócratas de Unasur y Mercosur. De todos ellos se podrá decir algún día: “Es una caravana interminable que se hunde en el olvido con su cara espectral…”