Por: Rubén Darío Barrientos G.
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Dice El Tiempo (19 de abril, página 1.4) que los apoyos recibidos del Partido de la U y del Partido Conservador, prácticamente ponen a Vargas Lleras en la segunda vuelta presidencial. Nada más iluso que creer en la matemática electoral como señal infalible de endoso de votos. El Colombiano de esta misma fecha (página 7), en nota firmada por Eduardo Bronces, explica que “Con esta adhesión, Vargas lograr sumar a su campaña al Partido de la U, a Cambio Radical y ahora al Partido Conservador, quienes lograron en conjunto cerca de 5 millones de votos en las elecciones pasadas al Congreso de la República”. Deja entrever que esa “magia” pondría en 5 millones de votos al nieto de Carlos Lleras Restrepo.
Si repasamos los resultados electorales para presidencia 2014-2018, encontramos que en la primera vuelta votaron 13,2 millones de personas y que en la segunda vuelta lo hicieron 15,3 millones. En la primera vuelta, Óscar Iván Zuluaga, alcanzó 3,7 millones de votos y Juan Manuel Santos obtuvo 3,3 millones de votos. Si le creyéramos a la tal matemática electoral y a la ley de probabilidades de los endosos políticos, Vargas Lleras no solo iría a segunda vuelta, con 5 millones de votos, sino que hasta casi acariciaría el triunfo en la contienda de primera, lo que sabemos que no va a ocurrir.
Hagamos un ejercicio simple, bajo el supuesto de unas elecciones del 27 de mayo, con 15 millones de votos [hay ambiente de votación importante], con el ponderado de las encuestas presidenciales, excluyendo 1,3 millones de votos, entre nulos y en blanco, es decir, sobre un total de 13,7 millones de votos válidos por contabilizarse en favor de los candidatos. Pues bien, Iván Duque se visualiza en niveles del 40% (proyección de 5.480.000 votos), Gustavo Petro se mece en niveles del 29% (proyección de 3.970.000 votos), Sergio Fajardo navega en niveles del 13% (proyección de 1.780.000 votos), Germán Vargas Lleras sobreagua en niveles del 12,3% (proyección de 1.680.000 votos), Humberto de la Calle se estremece en niveles del 3,8% (proyección de 525.000 votos) y Viviane Morales se hunde en niveles del 1.9% (proyección de 265.000 votos).
En un horizonte optimista, Vargas Lleras estaría en el orden de los 1.680.000 votos, por lo que se pregunta: ¿Y dónde están los endosos? ¿Dónde se refleja la matemática electoral? ¿En qué queda la maquinaria política aglutinando votos? Por eso, produce enojo que Cifras & Conceptos salga con el engendro de que quiere implementar un “modelo de pronóstico”, según el cual (el último se produjo este 17 de abril) Vargas Lleras tendría una votación mínima de 20,9 y máxima de 23,8%. Y su director César Caballero explica que “para realizar este modelo de pronóstico se utiliza una combinación de opinión y estructura, en donde para este último rubro se estudian los resultados legislativos del pasado 11 de marzo”. Pero esta firma no tiene vergüenza, cuando casi al unísono, pone en una encuesta oficial (no de pronóstico) a Vargas Lleras con el mísero 10,7%. ¿Lo uno o lo otro?
Hay verdades claras, como: A) La maquinaria política muestra sus turbinas para las elecciones congresionales, no para las presidenciales; B) En las elecciones para Congreso, se llevan los famosos “pastelitos” y se vota por el vecino, por el amigo del primo, por el señor que vive en el apartamento que sigue, por quien le prometió un puesto al papá, etc. No es por un partido que se inclina la balanza sino por los intereses creados y por quien se necesite hacer (voto amarrado); C) En las elecciones presidenciales, se vota es por el que me guste y me convenza. Aquí no hay “pastelitos” sino realidades para marcar la equis.
Por eso, cuando se dice que en política, 2 + 2 no son 4, que los endosos no operan y que la disciplina de partido como ley inquebrantable es una hipocresía, estamos en lo cierto. Si no, miremos que muchos militantes del Polo Democrático, en algunas bases significativas, se alejaron de la Coalición Colombia y que en el Partido Conservador se repartieron la torta en la bancada (32 votaron por Vargas, pero 23 lo hicieron por Duque). Las firmas son otro engaño electoral: revise el total de firmas frente a los votos y verá que la matemática electoral es un sofisma.